La grande France et le petit monsieur Hollande
Marine Le Pen y Le Front National francés se las prometían muy felices en la segunda vuelta, pero por enésima vez han vuelto a perder las elecciones y es que madame Le Pen y los suyos, todavía no han sabido interpretar correctamente los deseos del electorado francés y europeo y lo mismo es válido para el resto de partidos políticos patrióticos, identitarios o europeístas. Desde mi punto de vista y a tenor de las encuestas y sondeos de opinión, para ganar las elecciones en Francia, Alemania, Suecia, España, Bélgica, Italia o cualquier otro país europeo y para conseguir una mayoría en el Parlamento Europeo hay que tener muy claro, con fiabilidad interpretativa, qué es exactamente lo que desean los europeos y qué se supone que sería lo mejor para los ciudadanos europeos, individual y colectivamente y en última instancia para el viejo continente en su conjunto.
Desgraciadamente, a fecha de hoy, —y a juzgar por el contenido de sus programas electorales— ninguno de los líderes e ideólogos de los partidos políticos patrióticos identitarios o europeístas parecen conocer con exactitud los verdaderos deseos e inquietudes de los ciudadanos europeos y tampoco parecen tener claro el sendero de Europa, desde la perspectiva del bienestar, la estabilidad social, la seguridad y la prosperidad de los ciudadanos. Es cierto que algunos de esos partidos realizan estudios sociológicos y contratan los servicios de compañías especialistas en sondeos de opinión y también lo es que periódicamente son realizados sondeos institucionales y encuestas, pero éstas están en su mayoría diseñadas y formuladas para medir parámetros y tendencias que no reflejan exactamente los deseos y aspiraciones de los ciudadanos europeos, tal y como éstos los transmiten a sus amigos y conocidos en privado, en bares y restaurantes, en tertulias o en sus puestos de trabajo.
Los sondeos de opinión y las encuestas, están formuladas, diseñadas y condicionadas, en cierta medida por aquellas variables “que se pretenden medir” y como es sabido, algunas de esas son tabú en su formulación y son convenientemente omitidas, pues de lo contrario habría que edulcorarlas, disimularlas e incluso en muchos casos desfigurarlas, para que los sondeos no muestren con exactitud los verdaderos deseos y aspiraciones de los ciudadanos europeos, puesto que éstos colisionan con las “declaraciones” de la ONU/UNESCO formuladas por judíos en los años 40 y 50 del siglo XX.
Los deseos y aspiraciones de los ciudadanos europeos, también colisionan con las generosas “recomendaciones” de ACNUR para los refugiados y también con la embrutecedora ideología multicultural —igualmente formulada por judíos— impuesta a Europa y a los europeos por los angloamericanos, tras la II Guerra Mundial. Los líderes políticos e ideólogos de los partidos políticos patrióticos, identitarios o europeístas que han ido escalando posiciones, tales como: Le Front National, Sverigedemokraterna, Dansk Folkeparti, FPÖ, Vlams Belang, Sannfinländarna, Partij voor der Vrijheid (PVV), Jobbik y algunos otros similares, no han sabido incluir en sus respectivos programas electorales los deseos y aspiraciones de los europeos, o al menos no con exactitud.
Esos partidos políticos tienen muy claros algunos conceptos ideológicos e identitarios, tales como la civilización occidental—incluida la religión— la cultura europea, la etnicidad europea, pero desafortunadamente, también incluyen en sus programas electorales aspectos contradictorios de tipo socioeconómico, que chocan de frente con los deseos mayoritarios de los ciudadanos europeos y con los intereses del viejo continente y mientras no modifiquen y unifiquen sus criterios y obtengan una visión global sobre el pasado, presente y futuro de Europa y de los europeos y entiendan las inquietudes y las verdaderas necesidades y deseos de los ciudadanos europeos, jamás conseguirán ganar unas elecciones, ni lograrán conseguir una mayoría cualificada en los parlamentos de sus diferentes países y por supuesto, tampoco obtendrán jamás una mayoría cualificada en el Parlamento Europeo.
Y lo cierto es que es imprescindible obtener esa mayoría en el Parlamento Europeo, que permita modificar algunas de las leyes basadas en las “resoluciones” y “recomendaciones” de la ONU/UNESCO redactadas por judíos en los años 40 y 50 del siglo XX, que fueron incluidas en la actual Constitución Europea y en las constituciones de los diferentes países europeos y cuya aplicación en Europa, —en contra de los deseos de los ciudadanos europeos y de los intereses de Europa—esta afeando, embruteciendo y bestializando casi totalmente las sociedades europeas, destruyendo la otrora bella raza blanca y además, empobreciendo el viejo continente, convirtiéndolo en un continente tercermundista.
Gran parte de los medios de comunicación angloamericanos y europeos, están en manos de inversores judíos y por tanto, desvirtúan los datos y el sentir de la población occidental, pero usted mismo, querido lector, puede realizar su propio “sondeo de opinión” entre 100 personas aleatoriamente elegidas en cualquier país europeo, (Francia, España, Italia, Alemania, Bélgica, Suecia, Holanda, Noruega, Dinamarca, Finlandia, Polonia, o Hungría). Usted mismo puede diseñar el formulario y formular las preguntas y así podrá comprobar que entre un 80-90% de los encuestados y con un índice de error de +/- 10%, los deseos de los ciudadanos europeos, coincidirán con las opiniones vertidas en las redes sociales de los diferentes países europeos y con los siguientes postulados:
1º) El 80-90% de los ciudadanos europeos desea que todos y cada uno de los extraeuropeos asentados en Europa —aproximadamente cincuenta (50) millones de individuos —incluidos los dos (2) millones de judíos y los diez (10) millones de gitanos, salgan inmediatamente del territorio europeo y sea además criminalizado el asentamiento por vía legislativa, evitando así la presencia de afroasiáticos en Europa, e impidiendo nuevos asentamientos de elementos alógenos. El 80- 90% de los ciudadanos europeos desean por tanto, que todos los extraeuropeos y sus familias, incluidos los mulatos, mestizos y las masas afroasiáticas llegadas a Europa desde los años 50 del siglo XX, abandonen inmediatamente el territorio europeo y desean que esto suceda hoy mismo, mejor que mañana.
2º) El 80-90% de los ciudadanos europeos se sienten cómodos con el Tratado de Schengen y —con algunos matices— ven con buenos ojos el proyecto de Unión Europea y también el proyecto común europeo y —con algunas divergencias— simpatizan incluso con la idea de una futura Unión Política, donde las barreras fronterizas internas y los históricos enfrentamientos y guerras fratricidas entre europeos, queden definitivamente descartados. El 80-90% de los europeos aprueban igualmente el proceso de entendimiento entre los diferentes pueblos europeos, que comparten la misma civilización, la misma cultura, la misma religión cristiana y similares tradiciones y valores y además —con ligeros matices geoclimáticos y epidérmicos— asumen que todos pertenecen al mismo grupo étnico.
Por tanto, la idea de “frenar” la inmigración extraeuropea no es suficiente. Lo que demanda la población europea es que salgan de Europa todos los extraeuropeos que ya viven aquí y ello requiere un cambio de actitud y de discurso, en línea con los deseos de los ciudadanos europeos. Marine Le Pen y la mayoría de los líderes políticos e ideólogos de los precitados partidos políticos identitarios , han entendido muy bien el primer punto (1º) pero no parecen haber entendido ni asimilado en absoluto el segundo (2º), y mientras no entiendan y asimilen también el segundo punto (2º) y lo incluyan en sus respectivos programas electorales, no conseguirán jamás la mayoría en sus respectivos parlamentos nacionales y mucho menos lo conseguirán en el Parlamento Europeo, puesto que sus postulados proteccionistas, anti-mercantilistas y antieuropeístas, van en contra de los deseos mayoritarios de la población francesa y europea.
Los precitados partidos políticos “identitarios” incluyen parcialmente los postulados del primer punto (1º) pero no los del segundo punto (2º) que sí son asumidos por los tradicionales partidos políticos del establishment con mayoría en los parlamentos de los diferentes países. Los partidos políticos identitarios y patrióticos, han surgido como lógica reacción y protesta a una embrutecedora “ideología multicultural”, impuesta a Europa por Angloamérica tras la II Guerra Mundial, pero en su afán diferenciador, también se han alejado del tradicional ideario político europeo, representado por los partidos tradicionales.
Esos partidos identitarios y patrióticos, suponen erróneamente, que para conseguir los objetivos del primer punto (1º) es necesario descolgarse del segundo punto (2º) y ahí es donde se equivocan, según mi opinión, puesto que todo hace prever que la asunción y adopción de los postulados del segundo punto (2º) permitiría a esos partidos políticos “identitarios” y “patrióticos” obtener una holgada mayoría parlamentaria en sus respectivos países y también en el Parlamento Europeo, para poder aplicar con comodidad y solvencia los postulados del primer punto (1º) puesto que, la adopción de una política cabalmente europeísta, ahora sí se ajustaría plenamente a los deseos mayoritariamente expresados por el electorado europeo en las encuestas y sondeos de opinión. Por tanto, si estos partidos identitarios, patrióticos o europeístas desean obtener el apoyo mayoritario del electorado europeo, deberán incluir en su programa electoral y en su ideología ambos puntos.
Algo de especial importancia para Europa y los europeos, es la necesidad imperiosa de encontrar formulas legales para la retirada de la nacionalidad y el permiso de residencia a los camitosemitas judíos, para que salgan cuanto antes de Europa, en dirección a su medio ambiente natural en el norte de África y Oriente Medio, dado que desde la II Guerra Mundial, mediante el control de los medios de comunicación y su desproporcionada influencia política y económica, están impulsando y facilitando la inmigración masiva de afroasiáticos hacia Europa. Sin la previa salida de Europa de los camitosemitas judíos, fracasará cualquier intento europeo de vaciar Europa de extraeuropeos y eso es así porque todos los medios de comunicación controlados por camitosemitas judíos en USA y en Europa, así como todos los políticos judíos asentados en Occidente (USA y Europa) patrocinan y defienden la inmigración masiva hacia Europa.
Por ello, es imperativo buscar fórmulas legales para que ese 1% de la población asentada en Occidente deje de controlar el 50-80% de los medios de comunicación europeos, puesto que están envenenando la mente de los lectores con una ideología multicultural, pro-inmigración afroasiática y manipulando las corrientes de opinión, las estadísticas, e incluso los trabajos científicos e históricos, influyendo en la actividad política europea, en beneficio de las comunidades judías y de la inmigración masiva procedente del tercer mundo.
Sin la presencia de judíos en Europa y en Occidente, no estaría hoy el viejo continente invadido, embrutecido y empobrecido por las masas afroasiáticas. Por esa razón, es muy importante lograr un acuerdo con los gobiernos del norte de África y Oriente Medio para la repatriación de todos los judíos asentados en Europa y para que ese objetivo pueda tener éxito, es muy importante hacerlo de forma coordinada, en toda la Unión Europea. Las encuestas y sondeos de opinión indican que los ciudadanos europeos aprueban de buena gana el programa antiinmigración de Le Front National y del resto de partidos anteriormente citados, en línea con el primer punto (1º), pero no los postulados en contra del segundo (2º).
La irracional política de asimilación llevada a cabo en Francia para con los inmigrantes africanos, a espaldas de los ciudadanos franceses, solamente es entendible teniendo en cuenta la enorme influencia de la numerosa comunidad judía asentada en Francia. Madame Le Pen pretende solucionar el tremendo problema de la inmigración cerrando las fronteras francesas, saliendo de la Unión Europea y del Euro, de la política agrícola común, estableciendo controles, aislando a Francia y llevando al país a la ruina. A la hora de votar a madame Le Pen, los franceses se ven en la desazón de elegir entre la peste y el cólera. La peste de la inmigración que embrutece el país o el cólera que arruinaría el país. ¡Marine deberá reorientar su programa económico!
En definitiva, Marine pretende atajar la gangrena desatada en un pie del paciente, seccionándole las dos piernas y eso es una solemne estupidez. Como jurista, no parece estar bien asesorada en macroeconomía, pero en cambio, si tiene claros algunos conceptos relacionados con el primer punto (1º) y posee un enorme carisma e inusual perfil de liderazgo. Por esa razón, algún día habrá que organizar un curso intensivo en un château francés, para que Marine Le Pen y los lideres del resto de partidos políticos identitarios, entiendan las ventajas socioeconómicas y sociopolíticas de una gran Unión política y fiscal Europea y las ventajas internacionales en los ámbitos económico, social, político y comercial que una gran Unión Política tendría para el bienestar futuro de los ciudadanos europeos.
Pero para que este gran proyecto se pueda realizar, es imprescindible que salgan de Europa, en dirección al norte de África y Oriente Medio, los dos (2) millones de camitosemitas judíos descivilizadores, que mediante su control de los medios de comunicación, fomentan y apoyan la inmigración masiva y que salgan igualmente de Europa los 50 millones de elementos alógenos, procedentes del tercer mundo, que hoy están afeando, embruteciendo y empobreciendo el viejo continente y destruyendo, además, la otrora bella raza blanca europea.
España tiene hoy aproximadamente diecisiete (17) millones de extraeuropeos dentro de sus fronteras, de los cuales, ocho (8) llegaron en las dos últimas décadas, hundiendo totalmente la economía del país, mientras que Francia tiene hoy aproximadamente doce (12) millones de extraeuropeos, en su mayoría llegados a partir del los años 50 del siglo XX y además, tiene a 600.000 judíos (la tercera comunidad mundial tras USA e Israel) muy activos en la política marxista/socialista, que controlan casi totalmente —al igual que en USA y en Inglaterra— el sector mediático, financiero e indirectamente, también la política francesa y que fueron en su día los impulsores de la inmigración masiva procedente de África, que como sabemos, ha descivilizado, embrutecido y empobrecido el otrora floreciente país galo. España y Francia comparten hoy el mismo problema migratorio, con la notable diferencia de que Francia lo sufre desde hace cincuenta (50) años y España desde hace quinientos (500).
Madame Le Pen no ha conseguido resultados en ninguna de las regiones francesas, pero estas elecciones indican que tiene buenas perspectivas para las elecciones presidenciales del año 2017, pero deberá ampliar y endurecer algo su discurso en el primer punto (1º) y modificar su discurso económico, en armonía con el segundo punto (2º), puesto que el panorama político francés ha cambiado. La política francesa se ha convertido en un juego a tres manos, donde Le Front National ha dejado de ser un partido emergente marginado, para convertirse en una seria alternativa de gobierno. Con un giro en su discurso, podría fácilmente quitarse de en medio a esa calamidad de monsieur Hollande y eclipsar también a le petit monsieur Sarkozy, para convertirse en la próxima inquilina de le Palais de L´ Elysée.
Quien sí tiene las ideas claras en los ámbitos demográfico, étnico, económico y político, es el candidato republicano Donald Trump. Dejando aparte algunas pequeñas excentricidades, creo que es el único candidato desde la época de John Fitzgerald Kennedy, con las ideas muy claras y una visión global sorprendentemente objetiva para ser americano y además, su elección como presidente, facilitaría muchísimo las relaciones entre USA, Europa y Rusia. Sin embargo, no es el perfil que desean los camitosemitas judíos y deberá tener mucho cuidado con el MOSSAD, porque en caso de ser elegido presidente, intentarán asesinarlo, exactamente igual que hicieron con los hermanos John y Robert Kennedy.
Como es sabido, el MOSSAD utiliza siempre agentes durmientes, que tras hacer “la faena” encomendada, vuelven a sus actividades profesionales normales y la gente desconoce que son judíos. Sus victimas fallecen casi siempre a manos de un “desequilibrado” (John & Robert Kennedy) son asaltados por un “desarraigado social” (Anna Lindh) o sufren un “lamentable accidente” (Jörg Haider). Nadie asocia esos desagradables sucesos con el MOSSAD, ni con los objetivos de las comunidades judías asentadas en Occidente. Según fuentes no confirmadas, hay profesores de enseñanza media en Madrid que son agentes del MOSSAD, pero ni los alumnos, ni sus padres, saben que son judíos. Y quien dice Madrid, dice París, Londres, Estocolmo, Berlín o New York. Los historiadores e investigadores de la documentación histórica registrada en Occidente, sugieren que la comunidad judía es un virus dentro del tejido occidental, que ha ido mutando y adaptándose progresivamente a los anticuerpos que el contaminado tejido occidental ha ido desarrollando a lo largo de la historia.
Desde el final de la II Guerra Mundial, este gigantesco tumor tóxico, con epicentro logístico en New York (USA) y base ideológica en Israel, se ha robustecido y ha extendido sus virulentos efectos mediáticos e ideológicos por todo el tejido social occidental, sin que de momento, se divise en el horizonte ningún cirujano (léase político) dispuesto a atajar quirúrgicamente la gangrena que está contaminando y debilitando el agónico tejido occidental. Tal vez comiencen a surgir en los próximos años y consigan, por primera vez en la historia, de una vez por todas, reasentar en su medio ambiente natural, en el norte de África y Oriente Medio, a los trece (13) millones de camitosemitas judíos que hoy operan desde Occidente.
16 de diciembre de 2015
El golfista Vladimir y el caddie Hussein
“A Rusia se le debe tratar de Usted”
Vladimir Putin
En los últimos años, habíamos comenzado a considerar a Rusia como a cualquier otro país del Este de Europa. Estábamos tan habituados a ver rusos por las calles de nuestras ciudades, en los grandes almacenes y en las playas, que casi habíamos olvidado que solamente han pasado 25 años desde la caída del muro de Berlín, el glasnosh y la perestroika.
Hasta la Revolución Bolchevique en 1918, la Rusia zarista era, cultural y políticamente, una parte de Europa, participando para bien y para mal, en el devenir, las inquietudes y también los intereses y los conflictos armados europeos. El triunfo de la revolución bolchevique y la implantación del marxismo-leninismo en esa enorme región de la Europa Oriental, estableció una barrera ideológica, política y económica infranqueable, que duró 70 años hasta la caída del muro de Berlín, momento en que Rusia volvió a confluir de forma natural con una Europa a la que siempre había pertenecido. Se puede afirmar por tanto, que el marxismo-leninismo en Rusia, supuso un paréntesis en la natural evolución conjunta que Europa y Rusia venían desarrollando a lo largo de la historia. A partir de 1918, Rusia desapareció de la orbita europea y ambas regiones evolucionaron por separado, en diferentes direcciones, erigiendo un antagónico telón de acero ideológico que duró 70 años y comenzó a desmontarse a partir del año 1990.
El marxismo/leninismo supuso, por tanto, un paréntesis y no una ruptura en la natural evolución histórica de las relaciones Ruso-Europeas. Desde una perspectiva histórica, esos 70 años tampoco representan una discontinuidad excesivamente larga. No obstante, la transición de una economía planificada a una economía de mercado no se hace en una década, ni en una generación, puesto que son dos sistemas antagónicos e ideológicamente incompatibles y en ese sentido, los rusos habían hecho avances sorprendentes en solamente veinticinco años. Se necesitan al menos dos generaciones para el tránsito de un sistema a otro y Vladimir Putin pertenece a la primera generación, por lo que el mejor favor que podría hacer a los rusos es irse a jugar al golf a Marbella durante los próximos tres años y olvidarse de la política rusa.
Rusia y Europa tienen mucho que perder y nada que ganar con este progresivo distanciamiento y Ucrania es el más perjudicado de esa falta de sintonía.
Lo quieran o no, Rusia y Europa están destinados a entenderse, converger y colaborar estrechamente y cuanto más rápido sea ese acercamiento y más estrecha la colaboración, tanto mejor les irá a Europa, Ucrania y Rusia. Ninguna de las tres partes tienen nada que ganar en la prolongación de este conflicto y sí mucho que perder, pero para ello es imprescindible que Vladimir se olvide de la política y se vaya a jugar al golf a Marbella.
En este conflicto, Europa y Rusia cometen los desaciertos propios de observar una misma situación desde diferentes perspectivas geográficas, que no históricas. En el caso de los rusos —especialmente el propio Vladimir— se trata de un lapso de apreciación, no por desconocimiento geopolítico, sino por desconfianza histórica; mientras que Europa sigue cometiendo el tradicional traspié de alianzas, iniciado a partir de la II Guerra Mundial. El conflicto ucraniano tendría visos de solución con un replanteamiento geopolítico por parte de Rusia y una modificación de las alianzas políticas por parte de Europa.
Los desacuerdos de intereses se suelen resolver tratando de ver las cosas desde el punto de vista del contrario y utilizando la óptica del oponente. La desconfianza de Putin hacia Europa tiene más que ver con la alianza militar de Europa con Angloamérica tras la II Guerra Mundial, que con el acercamiento de Ucrania a Europa en la última década. El desenlace de la II Guerra Mundial colocó a los países europeos en una dependencia total de Angloamérica (USA) en todos los ámbitos y esta dependencia, impide a Europa percibir el conflicto ucraniano de una forma objetiva, al sentir el aliento norteamericano en el cogote.
Si algo esta evidenciado la crisis de Ucrania, es la tradicional falta de sintonía entre USA y Rusia que la glasnosh y la caída del muro de Berlín parecían haber amortiguado, pero sólo aparentemente. Los desencuentros entre USA y Rusia son evidentes, mientras que el distanciamiento entre Europa y Rusia, es solamente aparente y fácilmente reversible, pero que sin embargo, esta evidenciando la carencia de una política exterior, energética y de seguridad común Europea. A fecha de hoy, la Unión Europea todavía no tiene un número de teléfono al que se le pueda llamar. Ni Vladimir, ni Hussein, tienen en su agenda el número de teléfono de “Europa”, al que puedan llamar cuando surge un conflicto y por inercia histórica, Vladimir telefonea a Berlín y Hussein a Londres.
Como es bien sabido, jamás en la historia ha existido ningún tipo de sintonía entre Berlín y Londres y de ahí que las posturas entre Vladimir y Hussein, estén tan alejadas. Cuando los presidentes norteamericanos —incluido Hussein B. Obama— quieren hablar con Europa, marcan el número de teléfono de Downing Street en Londres y eso, como es sabido, nunca ha favorecido los intereses de Europa y todavía menos en el caso del conflicto ruso-ucraniano-europeo que ahora nos ocupa. Tampoco Vladimir Putin tiene en su agenda un número de teléfono al que llamar cuando quiere hablar con “Europa” y por costumbre y cercanía, llama a Berlín, con quien además, puede hablar en ruso.
Por tanto, si algo pone en evidencia esta crisis ucraniana, es que Europa todavía no es una entidad política independiente con una sola voz, con la que se pueda hablar, ni tiene una influencia militar acorde a su peso económico.
No obstante, en algo hay que dar la razón a Vladimir y es en su crítica de las acciones norteamericanas y occidentales al inmiscuirse en los asuntos internos de Libia y Siria y la imposición de los, a menudo equivocados, esquemas norteamericanos al resto del mundo. En ese enfoque, sí hay que darle la razón a Vladimir, porque la tiene. Además, no se equivoca en absoluto al diferenciar y separar la política e intereses estadounidenses de la política e intereses europeos. Ahí hay que reconocerle una clarividencia de la que carecen muchos políticos europeos, que todavía siguen considerando a USA un aliado de Europa, cuando nunca lo ha sido. Norteamérica (USA y Canadá) han buscado siempre sus propios intereses, como no podía ser de otro modo y han sido tradicionalmente aliados de Inglaterra, pero nunca lo han sido de Europa.
No obstante, la retórica antioccidental autosuficiente de Vladimir, levantándose contra el resto de Occidente para defender los intereses rusos, le ha podido ayudar, aumentando sus índices de popularidad, especialmente desde la anexión de Crimea, pero es un discurso equivocado y la realidad pronto le hará entrar en razón, puesto que las ambiciones imperiales, grandilocuentes y superpotentes de Vladimir, descansan sobre una base económica muy endeble, equivalente al PIB de Italia, (2 billones de $ USA) que viene a ser el 25% del chino y el 13% del norteamericano.
Estamos hablando de un país con armas nucleares, fuerzas armadas considerables e importantes reservas energéticas, pero que descansa sobre una base económica frágil, basada en dos materias primas sujetas a fluctuaciones coyunturales, con un retraso tecnológico y tensiones propias de una democracia en ciernes y con una economía ineficiente. La influencia internacional y el poderío militar ruso no están sustentados en una prosperidad económica y la obsesión por intentar boxear con los pesos pesados, pesando solamente 45 Kg., obliga a Rusia a invertir el 5% del PIB en gastos militares, mientras la población rusa come pollo, en lugar de ternera.
Por tanto, repito que lo mejor que Vladimir puede hacer por el pueblo ruso, es olvidarse de la política e irse a jugar al golf en Marbella durante los próximos años y además, de paso podría hacer un favor a los norteamericanos, llevándose de caddie a Hussein, el simpático inquilino de la Casa Blanca.
La resolución del problema ucraniano pasa por un cambio de actitud por ambas partes. Rusia debería tomar la iniciativa, no para desestabilizar a Ucrania, sino para estabilizarla ejerciendo su influencia sobre los rebeldes ucranianos. Europa podría igualmente ayudar a Rusia en su evolución democrática, mediante incentivos comerciales a la democratización y estableciendo cauces de colaboración entre las diferentes instituciones rusas y europeas.
En la conferencia anual el día 18 de diciembre ante 1250 periodistas, Vladimir respondió a 53 preguntas, dando una visión muy positiva de Rusia y de su economía, negando todo lo negable y todas las acusaciones, pero dijo algunas cosas interesantes, como por ejemplo que “la opción más correcta es dejar de erigir un muro y comenzar a construir un espacio común de seguridad y libertad económica”.
Esas palabras son totalmente creíbles, puesto que no tiene otra opción y lo que verdaderamente quita el sueño a Vladimir es el avance occidental hacia el este, así como el sistema de defensa antimisiles al lado de la frontera rusa. Eso es, en principio, también un tema negociable. No habría ningún inconveniente en que la OTAN retirase los misiles de la Europa del Este, si Rusia también se los lleva a Moscú.
Vladimir amenaza con distanciarse de Occidente, debido a un trato que él considera inmerecido y en cierta medida tiene razón. Por geografía e historia, Rusia es el socio natural de la Unión Europea en un mundo cada vez más complejo, mientras que Norteamérica (USA) ha sido históricamente el socio natural de Gran Bretaña, pero no tanto de Europa y lo será cada vez menos, en la medida en que la sociedad norteamericana por razones étnico-demográficas, cada vez será menos europea.
Vladimir desea que USA y Europa traten a Rusia como una gran potencia, mientras que USA considera a Rusia como una ex-potencia y dirige su atención y sus esfuerzos militares hacia Oriente Medio, en parte para satisfacer a la gigantesca e influyente comunidad judía norteamericana. Mientras Europa estaba ocupada con el asunto de Ucrania, los fanáticos del Estado Islámico tomaban el control de los territorios iraquíes anteriormente arrasados por USA e Inglaterra y de paso, aprovechando la ignorancia y el buenismo de algunos gobiernos europeos, introducen en Europa a cientos de miles de musulmanes, disfrazados de “refugiados políticos”.
Así pues, nos encontramos por un lado a Vladimir Putin, poniendo en tela de juicio las fronteras históricas y apoyando a los separatistas ucranianos y del otro lado, a Europa barriendo para casa, mediante tratados de asociación y ventajas económicas para Ucrania, mientras que EE.UU. (USA) por inercia histórica, incitando a las sanciones y al enfrentamiento con Rusia, cuando lo que menos necesita Ucrania son las interferencias beligerantes de sus vecinos y sí en cambio la colaboración desinteresada de éstos.
La peor parte de esta crisis la lleva Ucrania que está en la ruina total y ni siquiera tiene dinero para pagar sus deudas. Se podría decir que su deseo de imitar a Europa y desvincularse de Rusia le está costando un precio muy alto. Además de la pérdida de Crimea y la guerra civil, su moneda nacional la grivna, al igual que el rublo, han perdido la mitad de su valor con respecto al dólar y la inflación ha alcanzado el 20%. Con un sistema bancario insolvente, Ucrania no tiene dinero para pagar las deudas más apremiantes y las reservas en divisas disponibles alcanzaban los 12.000 millones de dólares a finales del 2014 y la devaluación de la grivna dificulta sobremanera el pago de su deuda externa.
La disolución de la Unión Soviética y el proceso desordenado de privatizaciones en Ucrania, ha creado la mayor desigualdad de todo el planeta, con una clase de oligarcas que acaparan toda la riqueza del país y la ingerencia rusa en la zona oriental ha lastrado la economía de esa zona que respondía por el 16% del PIB de Ucrania y generaba el 95% de la producción de carbón. Sin fondos, con la grivna por el suelo y los precios de las importaciones por las nubes, se resiente incluso el sector agrario, mientras Rusia insiste en que Ucrania le pague todas las facturas de gas pendientes. Por si fuera poco, hay que añadir la corrupción e inseguridad jurídica que perjudica a las empresas extranjeras. Transparencia Internacional sitúa a Ucrania en el puesto 142 de la escala, conjuntamente con Uganda. Por tanto, Ucrania esta condenada a establecer y mejorar los acuerdos comerciales y políticos con Rusia, además de con Europa, puesto que no puede vivir de espaldas a los vecinos.
Pocos países han tenido una historia tan convulsa y accidentada como Ucrania. Por su ubicación geográfica entre vecinos poderosos, su frontera ha sido modificada en varias ocasiones a lo largo de la historia y los ucranianos han recibido varios influjos, viéndose divididos entre diversas lealtades y simpatías. Entre el imperio austro-húngaro y el zarista, sus fronteras han sufrido innumerables retoques a lo largo de la historia. En un discurso reciente, Vladimir Putin habló de los lazos medievales entre Rusia y Ucrania sugiriendo que “Kiev es la madre de las ciudades rusas. La antigua Rus es nuestro origen común y no nos podemos arreglar por separado”.
Se refería a los años 900 y 1000 pero no es menos cierto que en el año 1200 fue una parte de Lituania y que en 1386 se unió a Polonia de tal modo que a partir de 1569 lo que hoy conocemos como Ucrania se convirtió en una parte integrante del Reino polaco-lituano. A mediados de 1600 la parte oriental de Ucrania fue anexionada por Rusia y a finales de 1700 también la parte occidental, excepto una parte que pasó a pertenecer a Austria. Tras la revolución bolchevique de 1917, Ucrania fue un estado propio, que acabó integrándose en la Unión soviética en 1922. Se puede decir que desde que Crimea fue integrada en Ucrania en 1954, el país se ha compuesto de cinco zonas con antecedentes históricos diferentes, esto es, la zona Occidental, la Oriental, la zona Sur, Galitzia y Crimea.
Si nos ceñimos al siglo XX, el final de la I Guerra Mundial desembocó en una guerra civil, donde diferentes zonas eran apoyadas por rusos bolcheviques, polacos y movimientos anarquistas, que dejaron un millón y medio de muertos y finalizó en 1921 con el Tratado de Riga, por el que una parte se incorporó a Polonia y la otra a la Unión Soviética (URSS) en 1922.
En la historia cultural ucraniana es importante el influjo occidental, principalmente de Lituania, de Polonia y de la iglesia católica y la iglesia ortodoxa griega, especialmente a partir de la Unión pontificia en el año 1596 entre católicos y ortodoxos, en que se constituyó una iglesia griego-católica, que habría de tener gran influencia política y cultural en Ucrania. Con estos antecedentes, se puede decir que las fronteras entre rusos y ucranianos y entré Oriente y Occidente, no son absolutas en el caso de Ucrania y eso se nota en los relatos nacionalistas que surgen en ambos países.
La tradicional antipatía que gran parte de los ucranianos siente hacia los rusos, esta asociada a malos recuerdos para con su vecino del este. La colectivización forzosa y los planes quinquenales de Stalin, supusieron la liquidación de los campesinos acomodados ucranianos y también la represión, traducida en ejecuciones, torturas y deportaciones en masa, además de 5 millones de muertos por hambre en el invierno de 1932-1933 durante la Gran Hambruna (Holodomor). A continuación el Gran Terror de 1938-39 en que Stalin eliminó a sus “enemigos políticos”, miles de intelectuales, escritores, artistas y militares de alto rango ucranianos, esto es, la élite del país.
Recordemos que en el año 1941, los ucranianos salían de los pueblos con el brazo en alto saludando al invasor ejército alemán en su avance por territorio ucraniano y no por afecto personal hacia los alemanes, o sintonía ideológica con el nacionalsocialismo, sino como posibles liberadores del opresor yugo marxista/comunista y las penurias y sufrimientos que para los ucranianos representaba el régimen stalinista. Recordemos que formaron la división ucraniana de las SS-Galitzia, que combatió a los rusos.
Por tanto, en el subconsciente ucraniano, Europa y Occidente es sinónimo de libertad y bienestar, mientras que la extinta Unión Soviética se sigue asociando al opresor marxismo/leninismo bolchevique y a las privaciones de la economía planificada. De ahí se deduce que un mayor acercamiento entre Europa y Rusia, favorecería también a Ucrania en sus relaciones con Rusia, en la medida en que tendería a disipar los históricos temores ucranianos.
Desde un punto de vista histórico, la anexión de Crimea por Rusia esta perfectamente justificada en el fondo, aunque tal vez no tanto en la forma de llevarla a cabo. Crimea estaba poblada por tártaros hasta que Stalin los deportó a Asia Central en 1943, reemplazándolos por rusos, que se convirtieron así en su principal componente demográfico. Nikita Kruschev, ucraniano rusoparlante, dio un giro a las tensas relaciones, industrializando Ucrania, añadiéndole Crimea en 1954 y convirtiendo Sebastopol en la base de la flota soviética del Mar Negro. Esta política fue continuada por el también ucraniano Leonid Breznev, que además, levantó la poco segura central nuclear de Chernobyl.
En 1992, el parlamento ruso, temeroso del acercamiento de Ucrania a Occidente, declaró ilegal la cesión de Crimea y aunque en los años siguientes, el ucraniano Kuchma y el ruso Yeltsin pactaron el uso conjunto de la base naval, la mayoría rusoparlante de la península de Crimea no ha olvidado sus orígenes rusos, favoreciendo la anexión por Rusia. Por esa razón, las presiones norteamericanas para que Rusia abandone Crimea, tienen mala perspectiva de prosperar.
Desde la independencia de Ucrania en 1991, Rusia y Europa han establecido lazos comerciales, pero Rusia no ha dejado de inmiscuirse en la política ucraniana, polarizándola mediante una combinación de garrote y zanahoria, bien sea cortando el gas a los políticos “desleales”, o bien encandilando a los políticos “leales” prorusos, lo que a todas luces son actitudes poco inteligentes por parte de Vladimir.
Desde cualquier punto de vista, Vladimir debería abandonar totalmente la política rusa, e irse a jugar al golf a Marbella durante los próximos años, dejando a los ucranianos que elijan su propio destino. Europa por su parte, debería avanzar en la unión política y desvincularse cada vez más de EE.UU. (USA), puesto que los norteamericanos siempre han supuesto un elemento beligerante desestabilizador para Europa, aunque como es sabido, no para Inglaterra.
No conviene que los políticos estén demasiado tiempo en el cargo, porque con el tiempo, el pragmatismo se va transformando en ideología. Vladimir Putin era un pragmático cuando accedió al cargo en el año 2000, pero lleva ya 15 años alternando el sillón presidencial con su socio Medvedev y desde que dejó el pragmatismo para adentrarse en la ideología, las cosas le han ido fatal a Rusia, a Ucrania y también a Europa…
Por esa razón, debería el Sr. Putin dejarlo todo, e irse a jugar al golf en Marbella durante los próximos tres años. Se sorprenderá el Sr. Putin al comprobar que no es tan imprescindible como el cree y verá que casi todos los problemas de Rusia, Ucrania y Europa se solucionarán sin su presencia. Como ya he comentado, las decisiones europeas y rusas están basadas en la historia y la geografía, mientras que las decisiones norteamericanas, lo están en la filosofía y por esa razón Europa y Rusia están condenadas a entenderse, al margen de Angloamérica.
Europa, Ucrania y Rusia tienen mucho que ganar y nada que perder con ese entendimiento. La historia de Rusia ha estado siempre ligada a la de Europa para bien y para mal y el paréntesis que supuso la revolución bolchevique tuvo un punto final geográfico e ideológico con la caída del muro de Berlín. La disolución de la Unión Soviética era inevitable, aunque el Sr. Putin no lo haya entendido así y pretenda hacer retroceder el reloj de la historia.
El final de la II Guerra Mundial introdujo a Europa en una alianza muy poco conveniente para sus intereses. Las intervenciones angloamericanas en Europa y en los territorios cercanos a Europa, han tenido casi siempre efectos calamitosos para el viejo continente y por tanto, Europa debería dejar de caminar de la mano angloamericana, como lo viene haciendo desde la II Guerra Mundial y trazar su propio futuro, de forma independiente. Por razones históricas y geográficas, el futuro de Europa estará cada vez más con Rusia y cada vez menos con Angloamérica.
Norteamérica tiene buenas universidades y buenos profesores, pero sus políticos, aunque buenos gestores, tienen pésimos conocimientos de geografía y —al contrario que los europeos, cuyo enfoque se basa en la historia— sus estimaciones y decisiones están basadas en la filosofía, puesto que su referencia histórica es muy corta.
Estados Unidos (USA) es una nación de inmigrantes y eso tiene su importancia. Recordemos que, al contrario que Sudamérica, donde hoy viven 300 millones de amerindios, los indios norteamericanos fueron eliminados en su casi totalidad conjuntamente con los bisontes, por lo que hoy, la única población estadounidense de origen americano son los inmigrantes mejicanos, mientras que el resto de habitantes norteamericanos procede de todos los confines del planeta.
Cuando un político norteamericano recibe el mandato divino de resolver un conflicto exterior, mira primero en el mapamundi para ubicar la zona en cuestión y después estima la cotización de su cartera de valores en la pantalla del ordenador.
A continuación, su propio origen étnico determinará su enfoque y su criterio, que será diferente si es judío-polaco, irlandés, alemán o cubano. Esa discrecionalidad en el enfoque, suele llevar a decisiones calamitosas para Europa y en menor medida, también para el resto del mundo, como lo hemos podido comprobar allí donde han intervenido, especialmente en la I y II Guerras Mundiales, los conflictos de Vietnam, Oriente Medio, Balcanes, Afganistán, Irak y ahora, también Ucrania.
La actitud de Vladimir en el conflicto con Ucrania, tampoco favorece en nada a los intereses rusos, aunque el lo crea así. En su conferencia anual del 18 de diciembre de 2014, el argumento repetido por el Sr. Putin, en el sentido de que “no somos agresivos y no queremos lesionar los intereses de nadie; solamente defendemos los nuestros. Rusia tiene dos bases militares fuera de sus fronteras, mientras USA tiene bases militares por todo el mundo”.
Esa opinión defensiva ante un Occidente agresivo, está fuertemente establecida entre sus votantes y no le falta razón al Sr. Putin. Ahora bien, Vladimir comete el mismo error que comete el resto del mundo cuando habla de Europa y de Occidente y es que Rusia y el resto del mundo, suele incluir a Angloamérica dentro del concepto “Europa y Occidente” y hay que hacer una clara separación, puesto que Angloamérica sí ha sido tradicionalmente muy agresiva y con una clara tendencia a inmiscuirse militar y políticamente en los asuntos internos de otros países del mundo y a arrebatar por la fuerza los recursos naturales de éstos, en mayor medida que el resto de países de la Europa continental, cuya misión ha sido más bien colonizadora.
En el desencuentro entre Europa y Rusia a colación de Ucrania, la parte beligerante es USA, que promueve mayores sanciones y más cortapisas, a sabiendas de que está geográficamente muy lejos en la distancia geográfica y ni Europa ni Rusia tienen nada que ganar en esa beligerancia y sí en cambio mucho que perder, mientras USA en cambio, tiene mucho que ganar desde un punto de vista económico y geoestratégico. La política de sanciones y contra-sanciones no lleva a ninguna parte y a quien menos favorece es justamente a Ucrania, que por proximidad, está destinado a entenderse con Rusia y hacerlo bien.
Afortunadamente para Rusia, la deuda pública del 11% del PIB y el déficit presupuestario del 1,4% todavía deja margen de maniobra para incrementar el gasto público y Vladimir lo esta haciendo ya, incrementando el gasto en armamento y equipo militar. Ya se ha diseñado un programa a diez años, para fortalecer la defensa, con una inversión en el primer año de 77.000 millones de $. Más armamento significa menos alimento, así que los rusos tendrán que apretarse el cinturón.
Esto ya lo están notando los rusos en el fuerte incremento de los precios de productos básicos, como la carne. La ola de patriotismo de los rusos tras la anexión de Crimea se está disipando, al enfrentar la cruda realidad del día a día y aunque la popularidad de Vladimir Putin todavía es alta, a medida que la situación económica se vaya deteriorando, las protestas se harán más frecuentes y probablemente también un retroceso hacia la sociedad represiva que existía durante la época soviética.
Las sanciones han disparado la inflación y hundido el rublo, además de quebrar la balanza comercial e incrementar la deuda pública. El petróleo representa el 30% del PIB, el 70% de las exportaciones y el 50% de los ingresos y la imposibilidad de importar equipo y tecnología extractora debido a las sanciones, apunta una mala perspectiva para la cotización del rublo y de la bolsa rusa. No obstante, los rusos ya están habituados a este tipo de crisis y tras la anexión de Crimea, empezaron a gastar dinero en la compra de electrodomésticos, coches y viviendas, en previsión de la temida devaluación del rublo, mientras que las empresas se han apresurado a cambiar rublos por dólares y euros, en previsión de la temida inflación. Esa actitud ha contribuido a aumentar todavía más la inflación y hundir más el rublo, por lo que los rusos que tengan hoy dólares y euros en casa, estarán contentos.
A todo eso hay que añadir la fuga de capitales y el cada vez más difícil acceso al crédito exterior y la menguante inversión extranjera. Todos los indicadores apuntan en la dirección errónea, como ocurría en la década de los 90, con crisis financiera, hiperinflación y la caída del rublo. Una cuarta parte del ahorro ruso está en moneda extranjera y se desconocen las cantidades de dólares ocultos debajo de los colchones a lo largo del país.
Los alemanes todavía recuerdan la hiperinflación de hace 100 años, pero los rusos la recuerdan mejor, porque hace 20 años (en 1994) tenían una inflación del 1700% y de ahí el escepticismo que los rusos muestran hacía la estabilidad del rublo.
El Banco central ruso ha ensayado toda clase de medidas, desde la compra masiva de dólares americanos hasta el aumento de los tipos de interés, pero eso no sirve para nada si los mercados pierden la confianza en un rublo que ha estado sobrevalorado durante mucho tiempo y pretender mantener el curso, significa despilfarrar miles de millones de dólares de reservas, mientras que la subida de tipos de interés es un arma de doble filo, puesto que encarece la inversión interna y aumenta el paro. Las sanciones y las contra-sanciones, afectan naturalmente también a las economías de los países europeos, especialmente a Alemania, con importantes inversiones en Rusia.
Rusia se ha convertido en un gigantesco surtidor de gasolina y lo único que puede ofrecer al mundo es petróleo, gas y armas nucleares y eso la expone a las coyunturas internacionales. El precio de los alimentos aumentó un 125% en Rusia a lo largo del año 2014 y está dando paso a compras de pánico de alimentos ante previsibles incrementos de precio, así como colas ante los cajeros para retirar rublos y cambiarlos por dólares o por alimentos y otros productos que se van a encarecer. Estamos hablando de alimentos básicos como azúcar y carne de cerdo. Además, se está empezando a ver una costumbre muy conocida antiguamente, como era la compra de trigo en grandes cantidades. La compra de trigo es un indicador económico de la economía rusa y el estado ha acaparado reservas estratégicas de trigo, que garantizan la oferta en el mercado, a pesar de lo cual, el precio del trigo ha aumentado un 165% a lo largo del año 2014. Rusia es un gran importador de alimentos; solamente en carne importó el año pasado 6.000 millones de €.
Como he apuntado, la caída del rublo es imparable y puesto que la caída se debe a la falta de confianza de los mercados, cualquier tipo de compras de apoyo o subidas de tipos no van a frenar la caída, sino vaciar las reservas de divisas del país. Las compras de apoyo para sujetar el rublo han costado ya 100.000 millones de dólares en el 2014 en una situación en que en el año 2015 los bancos y las empresas rusas tienen que devolver 120.000 millones de dólares a los prestamistas extranjeros. El incremento de los tipos de interés por parte del Banco Central ruso es una medida problemática, porque enfría la economía rusa, en un momento en que necesitaría un incremento del consumo y de las inversiones. La subida del tipo de interés de referencia del 10,5% al 17% por parte del Banco Central ruso a partir del 16 de diciembre del 2014, fue en realidad un parche para un día. Naturalmente, Vladimir ha culpado a los especuladores de la caída del rublo y ordenado al Banco Central que acabe con esas “fuerzas oscuras”.
Y a todo esto, el Congreso Norteamericano y Hussein Obama echando más leña al fuego, aprobando nuevas sanciones y aprobando la entrega de armamento al ejército ucraniano. Personalmente, pienso que ya ha llegado el momento de que la Unión Europea (EU) siga su propio camino al margen de Angloamérica y si es posible, dificulte sus movimientos en el área de influencia europea, que debería incluir a Rusia, el norte de África y Oriente Medio.
Se trata de apartar a Estados Unidos (USA) de todas aquellas zonas que de una u otra manera afecten a Europa, puesto que la beligerante Norteamérica sigue fomentando iniciativas bélicas en las cercanías de Europa y creando incendios que al final acaban quemando y chamuscando a Europa. Lleva desarrollando esta política durante un siglo y ya es hora de pararle los pies. No olvidemos que la aversión que muchos países afroasiáticos tienen a Europa, se debe a las faenas que Inglaterra y Norteamérica han realizado a lo largo del siglo XX en muchos países del mundo, en algunos casos con la mejor intención, pero casi siempre, desconocedores de las complejas circunstancias históricas y las peculiaridades de cada país.
Las declaraciones de Vladimir Putin y de Sergej Lavrov muestran interés por establecer un entendimiento con Europa, achacando a USA las hostilidades. Lavrov afirmó en la Duma en noviembre del 2014 que “durante los últimos 25 años los países occidentales han fortalecido su propia seguridad a costa de otros” y desde la perspectiva rusa, eso es cierto, pero no lo es menos que esa circunstancia no la ha buscado Europa, sino que le ha sobrevenido, por el propio interés e iniciativa de los países que formaban el antiguo “telón de acero”. Dice el Sr. Lavrov que “la evolución negativa de la política internacional no es culpa de los rusos” y en eso también tiene razón.
También la tiene cuando afirma que “no hay alternativa a una colaboración entre Rusia y la Unión Europea beneficiosa para ambas partes y hay demasiado que nos mantiene unidos” en eso tiene también toda la razón, pero al mismo tiempo que hace estas declaraciones, llegan noticias de que Vladimir sigue apoyando a las “repúblicas populares” de Donetsk y Luhansk y al mismo tiempo, el gobierno de Kiev no contribuye en nada, porque es extremadamente hostil hacia la población rusa del este del país. Es difícil conocer las verdaderas intenciones de Vladimir, pero si la mitad de lo que escribe Karen Dawisha en su libro Putin´s Kleptocracy, es cierto, estaríamos ante un gangster sin escrúpulos.
También mencionó Vladimir que “robar Texas a México es justo y el que trabajemos en nuestra propia tierra es injusto y hay que repartirla” y ahí se quedó algo corto en su apreciación, puesto que USA arrebató a Méjico la mitad de su territorio y en 1898 se convirtió en una potencia colonial, arrebatando a España todas su colonias y además, antes de la I Guerra Mundial, ya había usurpado los siguientes territorios: Samoa, Midway, Hawai, Puerto Rico, Guam, Filipinas, isla de Tutuila, Cuba, Santo Domingo, Haití, Nicaragua y el Canal de Panamá. ¡Ni siquiera Inglaterra llegó a saquear tanto en tan poco tiempo!
No olvidemos que USA ha venido utilizando el territorio español de Gibraltar para sus propios intereses, a menudo opuestos a los intereses de España y de Europa e incluso para agredir a Europa y a los europeos durante la I y II Guerras Mundiales, en apoyo de su aliado británico. A su vez, USA volvió a apoyar a Inglaterra —mediante información logística vía satélites— en la Guerra de las Malvinas, para impedir que Argentina recuperase su propio territorio, ocupado por Inglaterra. Además, conviene también puntualizar, que la II Guerra Mundial no la perdió Alemania como algunos creen, sino que la perdió Europa y Occidente y la ganaron Angloamérica y los judíos.
Volviendo al tema ucraniano, las encendidas críticas de suecos y polacos contra Rusia y la defensa de las posturas ucranianas, tienen mucho tinte emocional, con el histórico miedo al oso ruso y menos que ver con un estudio racional de la situación geopolítica. Las guerras entre Rusia y Europa han sido agresiones unidireccionales desde Europa y pertenecen ya a la historia. La intervención de Rusia en la crisis ucraniana tiene más que ver con una desesperada autodefensa, que con una expansión planificada.
Rusia ha sufrido en primera persona el desmembramiento de la Unión Soviética y observado con preocupación que los países que anteriormente suponían un parapeto estratégico, forman ahora parte de la OTAN y de la Unión Europea, lo que en el subconsciente histórico ruso, supone una amenaza, cuando en realidad no deberían verlo de ese modo, puesto que la OTAN se creó con una finalidad defensiva, contra la pretendida agresividad expansiva soviética.
En ese sentido y sin tal vez quererlo, Vladimir está consiguiendo que Rusia se parezca cada vez más a la extinta Unión Soviética, con una ideología diferenciada, con el poder concentrado en una sola persona y aislado del resto del mundo occidental.
A todo esto, Michail Gorbatjov a sus 83 años, durante la celebración de los veinticinco años de la caída del muro de Berlín, avisaba de que “las tensiones entre USA y Rusia pueden conducir a una nueva guerra fría”. Lo dice alguien que acometió las reformas de apertura (glasnost) y de transformación (perestrojka) poniendo en marcha el terremoto que transformó la Unión Soviética o que la destruyó, según Putin. En cualquier caso, se puede decir a su favor que la Unión Soviética era una constelación atípica, destinada al colapso, incluso sin su ayuda, puesto que los imperios acaban desapareciendo todos de la misma forma.
Como voz autorizada que es, Gorbatjov acusó a los países occidentales, —especialmente a USA—, de haber caído en el triunfalismo tras el colapso de la Unión Soviética, lo que se ha traducido en una falta de entendimiento a la hora de solucionar los conflictos, tales como los de Yugoslavia, Oriente Medio y Ucrania y enfatizó la importancia de reconducir la confianza entre Rusia y Occidente mediante el diálogo. Dijo además, que “una falta de entendimiento sobre la seguridad en Europa, hará que el continente europeo sea irrelevante en la política mundial” y hay que darle toda la razón, porque la tiene.
Ante tal situación, ha llegado el momento de que Europa comience a prescindir de EE.UU. (USA) que siempre ha sido un elemento desestabilizador en la política europea y Rusia debería prescindir de Vladimir Putin, con lo que seguramente se establecería una base de entendimiento entre Rusia y Europa, en el sentido de que los rusos dejen de inmiscuirse en los asuntos internos ucranianos y el gobierno de Kiev busque a su vez el entendimiento con los ucranianos rusoparlantes del este del país. Aunque no lo parezca, el futuro de Europa pasa por marcar distancias con Estados Unidos (USA) y acercarse cada vez más a Rusia, por razones étnico-demográficas, históricas y geográficas.
El pueblo ruso hace tiempo que se liberó del yugo marxista-leninista y eso es una buena noticia para los rusos y para los europeos, puesto que ya no existe la barrera ideológica que impedía el entendimiento y la colaboración cada vez más estrecha entre pueblos que comparten la misma historia, la misma geografía y el mismo grupo étnico, lo que no se puede decir de Estados Unidos (USA) que desgraciadamente, va camino de convertirse en un gigantesco Haití.
Al comienzo de su mandato en el año 2000, Vladimir era un reformador pragmático, carente de ideología y enfocado hacia una novedosa economía de mercado que los rusos estaban ansiosos de experimentar. A comienzos de la década del año 2000 no existía ninguna ideología oficial rusa, pero en el año 2005, en un discurso dijo que “la desintegración de la Unión soviética había sido la mayor catástrofe geopolítica y del siglo XX”. Desde entonces, el vacío ideológico que surgió en 1991 ha sido rellenado con un contenido de elementos recuperados de la época zarista y soviética. Descartado el comunismo, Rusia quiere tener un capitalismo propio, diferente al de Occidente y por tanto, todo aquello que representa lo occidental, como una democracia liberal, libertad de prensa y las desviaciones sexuales, han de ser sustituidas por un gobierno autoritario, la religión ortodoxa, los valores familiares tradicionales y la fortaleza militar.
En lugar de exponerse a la saludable crítica de los medios de comunicación, Vladimir ha tomado el control sobre ellos, creando una realidad alternativa como en la época soviética, para amartillar en la población la ideología de la Gran Rusia. Esos son los pilares en los que se asienta el poder de Vladimir y los condicionantes de su popularidad, pero todo eso se traduce también en el enfrentamiento con Ucrania y Occidente, el aislamiento y el retroceso económico.
Tras cuatro u ocho años de mandato, debiera haberse dedicado a escribir sus memorias y jugar al golf en Marbella, pero lleva ya 15 años aferrado al sillón presidencial, convirtiéndose en imprescindible y naturalmente, las personas imprescindibles como él, han de detentar el poder durante toda la vida, pues de lo contrario éste quedaría en manos de peleles inexpertos. Lo cierto es que con los años, los individuos tienden a evolucionar, desde el pragmatismo hacia la ideología y desde que Vladimir dejó de ser pragmático y se hizo ideólogo, las cosas le han ido fatal a Rusia en todos los ámbitos, especialmente el económico.
La crisis de Ucrania tiene mucho que ver con las relaciones históricas entre Rusia y Alemania como países dominantes en esa zona de Europa, por lo que su solución deberá pasar necesariamente por un entendimiento entre Moscú y Berlín y eso no debería ser difícil, puesto que Angela Merkel puede hablar en ruso directamente con Vladimir Putin. La solución no va a venir de EE.UU. (USA) desde el otro lado del océano y cuanto menos se involucren los norteamericanos en este asunto, antes y mejor se resolverá. Rusia tiene todavía muchas carencias democráticas, pero se solucionarán desde el interior del país, puesto que el país no va a cambiar mediante presiones o influencias externas y las restricciones y sanciones por ambas partes, van a ser contraproducentes para Rusia, Europa y Ucrania.
La crisis interna en Rusia parece inevitable, pero Europa no debería provocarla, para no ser acusada de haberlo hecho. Rusia irá cambiando, pero no se hace en una generación y la evolución interna tampoco puede ser provocada desde fuera, sino en los plazos y al ritmo que las fuerzas políticas alternativas surjan desde el interior. Del mismo modo que Michail Gorvatjov y su gente surgieron de entre el núcleo interno del sistema soviético, puede un grupo de reformistas modernos surgir del círculo de Vladimir Putin y lo cierto es que dentro del sistema institucional ruso hay voces fuertes proclives a las reformas, para acometer los retos del futuro. Las demostraciones ciudadanas se suceden en Moscú y son señales inequívocas de fuerzas internas que exigen reformas, por lo que si alguien ha de cavar su propia tumba, dejemos que lo haga el propio régimen ruso, sin escalonar las sanciones y penalizaciones y sin las prisas ajustadas a los cortos periodos electorales de los políticos occidentales.
Como una novia despechada, Vladimir Putin está buscando consuelo en malas compañías, impulsando uniones aduaneras con países “euroasiáticos” y cerrando acuerdos con Turquía, China, y otros países autoritarios, que probablemente le harán alguna pifia cuando menos lo espere. Rusia está llamada a ser un socio de Europa y por tanto, hay que tratar de ventilar el asunto ucraniano cuanto antes y alejarse de la tentación de humillar a Rusia, puesto que a largo plazo, Rusia será cada vez más un socio de Europa, mientras que, como digo, Estados Unidos lo será cada vez menos, por motivos étnico-demográficos.
Personalmente, creo que Vladimir Putin esta ya amortizado como líder ruso y debería dar paso cuanto antes a sangre nueva, que facilite las reformas democráticas que el país tiene pendientes. A este respecto, el Primer Ministro Dmitri Medvedev tiene un perfil diferente al de Vladimir, bastante más abierto. Durante su etapa de presidente 2008-2012, utilizaba el Iphone, estaba en facebook y twiteaba. Daba entrevistas en canales de televisión independientes, donde mostraba su perfil democrático y su escepticismo ante la “democracia soberana” defendida por Putin, aunque desafortunadamente para él, Vladimir hizo un malabarismo y Dmitri Medvedev desapareció de la escena política. En su papel de Primer Ministro, su influencia en la evolución de Rusia es mínima y en sus entrevistas en la televisión, da la impresión de estar obligado a defender una postura política en la que no cree.
Las negociaciones en todo lo referente al conflicto ucraniano —caso de ser necesarias— deberían llevarse a cabo a tres partes, Unión Europea-Ucrania-Rusia, sin la intervención de USA, entre otras razones, porque USA es un país bien informado, pero desconocedor de la historia de los diferentes países europeos y especialmente la historia de Ucrania, que ha visto modificar sus fronteras innumerables veces desde la edad media y los norteamericanos ven todos los asuntos geopolíticos desde la distancia y desde una óptica “anglosajona”, que como sabemos, a menudo resulta en meteduras de pata catastróficas para los intereses de la Europa continental.
Durante el siglo XX, los países anglosajones que forman “el club de los cinco ojos”, esto es, USA, Canadá, Inglaterra, Australia y Nueva Zelanda, han formado una piña cultural e ideológica, con sus propios intereses, a menudo contrapuestos a los de la Europa Continental, interviniendo en la I y II Guerra Mundiales en los asuntos europeos, en ayuda de su aliado británico. La II Guerra Mundial fue la consecuencia lógica y directa de la intervención del “club de los cinco ojos” en los asuntos europeos en la I Guerra Mundial, en ayuda de su aliado británico, traducido en las leoninas condiciones impuestas a Alemania en el Tratado de Versalles. Recordemos que la II Guerra Mundial no la perdió Alemania, como muchos creen, sino que la perdió Europa y Occidente y la ganaron Angloamérica y los judíos.
El objetivo de Europa para las próximas décadas debería ser recuperar el liderazgo mundial que ejercía antes de la II Guerra Mundial, momento en que EE.UU. (USA) intervino en el conflicto europeo para proteger los intereses de su aliado británico y de los judíos. Ese objetivo de liderazgo, pasa por alcanzar la unidad política, lo que a su vez permitirá, de forma coordinada, solucionar el principal problema de Europa, consistente en vaciar el viejo continente de todos los extraeuropeos inmigrados a partir de la II Guerra Mundial, al amparo de la embrutecedora ideología multicultural impuesta a Europa por los norteamericanos y por los judíos de Hollywood.
Interesa a Europa afianzar la alianza con Rusia, puesto que ésta comparte con Europa la misma civilización y el mismo régimen etno-cultural y en gran medida, similares tradiciones y algunos valores tradicionales que la decadente Europa ya ha perdido. Es conocido el rechazo de los rusos a algunas degeneraciones en boga en Europa, tales como las bodas homosexuales, la inmigración afroasiática y la islamización, que están degenerando y embruteciendo el viejo continente. Por tanto, Rusia podría aportar algo de contrapeso en esa deriva. Como ya he apuntado, las ideologías vigentes en Rusia y en Europa, están basadas en la historia, mientras que las norteamericanas están basadas en la filosofía, por lo que no conviene que los norteamericanos se inmiscuyan demasiado en los asuntos europeos y tampoco en los ruso-europeos.
Eso se vio perfectamente durante su intervención durante la I y la II Guerras Mundiales, en ayuda de su aliado británico, que en lugar de resolverlos, creó muchos de los problemas que hoy tiene planteados el continente europeo, como por ejemplo, la embrutecedora multiculturalidad. Además, —y esto tiene más importancia de lo que algunos creen—, muchos políticos norteamericanos de primera línea, son de origen judío ashkenazi, emigrados a USA antes y durante la II Guerra Mundial, procedentes principalmente de Alemania, Polonia y Rusia y tienen una visión interesada y sesgada de las circunstancias geopolíticas y sociopolíticas que rodean el conflicto de intereses entre la Unión Europea y Rusia, a propósito de Ucrania.
No olvidemos que la sociedad norteamericana esta hoy literalmente “secuestrada” por la comunidad camito-semita (judía) de origen ashkenazi emigrada de Europa y por esa razón, la política interior y exterior de USA está supeditada en gran parte a los intereses del estado de Israel y a los intereses de las enormes comunidades judías asentadas en USA y en Europa Occidental.
La repatriación de todos los judíos a su lugar de origen en Oriente Medio, es desde mi punto de vista, el principal objetivo, —o el principal problema, depende cómo se mire— que ha de solucionar Occidente en las próximas décadas.
Lo cierto es que el principal reto que afronta Europa Occidental actualmente, es la irrupción de las masas afroasiáticas y especialmente las masas musulmanas, que están afeando y embruteciendo las sociedades europeas, colocando la criminalidad en cotas nunca antes vistas, empobreciendo las sociedades europeas y convirtiendo a Europa en un continente tercermundista. Esta prioridad, deja en un segundo plano la crisis con Rusia a cuenta de Ucrania y los rusos y los europeos deberían entender que ha llegado el momento del entendimiento en todas las áreas de interés común, para revertir esta tremenda amenaza que hipoteca el futuro y la supervivencia de Europa Occidental y también de Rusia, esto es, la inmigración masiva procedente del tercer mundo.
Es indudable que Vladimir es un gran patriota, amante del pueblo ruso, que ha visto en primera persona el desmembramiento de la Unión Soviética, pero lo cierto es que todos los imperios tienden a desaparecer por desmembramiento y eso mismo ocurrirá también con el imperio norteamericano y lo vamos a ver en nuestra generación.
Desde que Vladimir cambió el pragmatismo por la ideología, pensando en términos territoriales en lugar de económicos y mercadotécnicos, Rusia dejó de tener interés para los inversores internacionales, por lo que el Sr. Putin deberá recuperar el pragmatismo y el país modernizarse y diversificarse, para no depender de unas pocas materias primas exportables. Un modelo de sociedad abierto, asentado en una economía fuerte y diversificada decidirá el futuro bienestar de los rusos, e indirectamente también de sus vecinos ucranianos y no tanto las cicateras obsesiones territoriales.
Como vengo reiterando, el mejor favor que Vladimir podría hacer a su pueblo en estos momentos, es dejarlo todo e irse a jugar al golf en Marbella durante los próximos años. Tras quince (15) años en el sillón presidencial, se sorprenderá al comprobar que no es tan imprescindible como el cree y que los problemas probablemente se solucionarán sin su presencia. Para mejorar su handicap sobre el campo de golf, se puede llevar de caddie a Hussein, cuando lo desahucien de la Casa Blanca. Seguro que tienen cosas muy interesantes de que hablar…
18 de febrero de 2015
La tormentosa e imposible relación EU-Grecia / Segunda parte.
Como ya comenté en mi artículo “La tormentosa e imposible relación EU-Grecia”, de fecha 19 de mayo del 2012 en el blog, los griegos pretenden vivir como alemanes pensando como turcos y eso es difícil de conseguir. Ya comenté en aquel artículo que la entrada de Grecia en la Unión Monetaria, e incluso su adhesión a la Unión Europea fue una decisión política, del mismo encaje que la adhesión de Rumania y Bulgaria y las decisiones de carácter político, sin soporte económico, por lo general acaban siendo ruinosas.
Ya comenté los hábitos culturales y la mentalidad turcomana que condicionan la sociedad y los procedimientos mercantiles griegos y la falta de tradición industrial y tecnológica. La economía griega ha descansado tradicionalmente en tres patas: la agricultura, el turismo y el sector armador/naviero. Ninguno de los tres sectores puede proporcionar un alto valor añadido, traducible en alto nivel de renta per cápita, puesto que la geoclimatología y orografía griega, por su naturaleza, no se presta a la mecanización y las economías de escala, sino al ineficiente minifundismo agrario.
El sector turístico griego es coyuntural, con un gigantesco competidor al sur (Turquía) con muchas más horas/año de sol y una gigantesca infraestructura turística, a precios más competitivos que Grecia. El riesgo político turco no justifica el sobreprecio griego, al menos para el turismo masivo, de “sol y playa”. El sector armador/naviero griego es enorme y muy rentable, pero no para el gobierno griego, puesto que apenas paga impuestos, dado que navega bajo bandera de conveniencia —generalmente liberiana— y esta registrado en paraísos fiscales y allí recalan también los beneficios.
La entrada de Grecia en la Unión Monetaria y la adopción del euro mediante datos macroeconómicos apañados, supuso para los modestos ciudadanos griegos contar por primera vez en su historia con una moneda fuerte y con créditos a bajos tipos de interés, pero por su falta de tradición industrial y tecnológica, el dinero barato no se utilizó para la inversión y el desarrollo de infraestructuras industriales, o para la optimización de procesos en sectores tecnológicos punteros, o en servicios de alto valor añadido, sino más bien para el consumo no productivo, público y privado y para la expansión descontrolada de un aparato estatal ya inflado, clientelar y muy bien retribuido con el dinero prestado por contribuyentes europeos, a los que nadie les había preguntado y probablemente ni siquiera habían estado en Grecia de vacaciones.
Con una deuda pública del 175% del PIB, nadie en Europa quiere seguir financiando romerías ni sirtakis griegos y es comprensible que esa insolidaria postura europea, desagrade a los políticos neoprogresistas griegos.
Cuando el gobierno griego de Alexis Tsipras dice que no quiere pagar la deuda o que la deuda ha de ser condonada, lo que está diciendo en realidad es que la deuda la paguen los generosos contribuyentes europeos mediante sus impuestos, en lugar de hacerlo los griegos. A su vez, cuando los diferentes gobiernos europeos —mediante la Troika— hablan de ampliar los plazos de la deuda griega y rebajar el tipo de interés a un nivel simbólico, lo que en realidad pretenden, es ocultar a los contribuyentes europeos —mediante pases de magia malabarista— lo que eso significa y que éstos no se enteren del agujero que ello supone en sus bolsillos.
Que alguien le explique esto a “el coletas” de Podemos, que todavía no se ha enterado de lo que cuesta fabricar un cepillo de cerdas naturales, porque si lo supiese, probablemente tendría el cabello más corto y utilizaría un peine.
Cuando un individuo pide un cuantioso préstamo y lo malgasta en saraos y guateques, el proceso suele ser la quiebra personal y llegado el caso, la imputación, la condena, el desahucio y la mendicidad; porque como es sabido, la pobreza y la independencia, son términos incompatibles. Ahora bien, a un país no se le puede aplicar el mismo procedimiento, pero se le puede cortar la financiación, puesto que lo que pretende Grecia, es que los contribuyentes europeos sufraguen lo que Grecia no puede, ni quiere hacer.
Ayudar a un país a sobrellevar una crisis coyuntural es conveniente e incluso ventajoso para ambas partes, pero el problema griego es estructural y su actitud contraria a los valores comunes recogidos en la legislación y el ordenamiento comunitario. Si los socios dejan de cumplir los acuerdos firmados, ignoran las responsabilidades, no pagan las deudas y abusan de la solidaridad, se viene abajo todo el proyecto europeo y en tal caso, es preferible su salida del club societario.
Ya comenté en el precitado artículo de 19 de mayo del 2012, que la salida de Grecia de la Unión Monetaria y la recuperación del dracma no tendría en principio efectos significativos, puesto que, si bien el mercado de divisas es el mayor del mundo y mueve cada día 53 billones de dólares, el peso económico griego en la zona euro supera ligeramente el 1%. Sin embargo, y aun así, ha conseguido créditos por valor de 240.000 millones de euros, que han de ser pagados en un plazo de dieciséis años. Solamente la Troika puede prestar dinero a Grecia, puesto que el país no tiene credibilidad para obtenerlo en los mercados de capitales.
El Fondo Monetario Internacional no está dispuesto a condonar la deuda, entre otras razones porque la mayoría de los miembros del Fondo tienen una renta per cápita inferior a la de Grecia y ello sentaría un precedente muy malo para otros países que también tienen deudas contraídas con el Fondo. Sin embargo, la inestabilidad política griega, sí tiene efectos en la cotización del euro, que sigue bajando en relación al dólar. Recordemos que el pasado 15 de enero, el Franco Suizo se apreció un 28% en un solo día, en el momento en que el Banco Central Suizo decidió soltar la paridad con el euro. Al contrario que ocurriría hace dos años, el efecto contagio de la salida de Grecia del euro sería hoy casi nulo.
Los problemas de la deuda griega son muy anteriores a su entrada en la Unión Monetaria y comenzó ya en los años 80 del siglo XX, desde el momento en que el Partido Socialista Griego (PASOK) obtuvo la mayoría y comenzó a realizar una política similar a la que pretende hacer ahora Syriza, consistente en una expansión del sector público sin contraprestación en los ingresos. Durante los años 60, la deuda pública griega era inferior al 20% del PIB y apenas aumentó durante los años 70 y todavía el año 1980 era del 25% del PIB. Pero el Partido Socialista comenzó a endeudarse en enormes cantidades para ayudas, subvenciones y pensiones, esto es, canalizando el crédito al consumo de las familias, con lo que desde comienzos de los años 80 la deuda pública experimentó un incremento anual del 23% como porcentaje del PIB, de modo que en cinco años se había duplicado.
Esta mentalidad tendente al endeudamiento, fue adoptada también por otros partidos políticos griegos, de modo que a mediados de los años 90 ya había superado el 90% del PIB.
España está haciendo exactamente lo mismo que Grecia, con la diferencia de que mientras la deuda pública griega era canalizada a las familias griegas, el gobierno del Partido Impopular (PP) se está endeudando en los mercados internacionales para subvencionar y ayudar a los ocho (8) millones de sin papeles semianalfabetos, procedentes del tercer mundo y de los Balcanes, irregularmente regularizados por los gobiernos de “Ansar” y “Zapo”.
Recordemos que desde su entrada en la Unión Monetaria, España construyó más viviendas y obra pública que los demás países de la Unión Europea juntos y regularizó más inmigrantes extraeuropeos y balcánicos que los regularizados por USA y la Unión Europea juntos y por tanto, se puede afirmar a la vista de los resultados, que los políticos españoles han sido necesariamente, los más incompetentes de toda la Unión Europea.
Lo que los políticos del PP tal vez desconocen, es que los inmigrantes procedentes del tercer mundo asentados en Europa, votan a partidos de izquierda y de extrema izquierda y eso quiere decir que los millones de extraeuropeos irregularmente regularizados por los gobiernos de “Ansar” y “Zapo”, nacionalizados en España, votarán al partido de “el coletas” y al partido comunista (IU) y en menor medida, al PSOE. Lo primero que debiera haber hecho Don Mariano al ganar las elecciones, era seguir al pie de la letra las instrucciones en este blog y poner en la frontera a los ocho (8) millones irregularmente regularizados por los políticos corruptos.
Nunca se valora lo que se obtiene gratuitamente. Si las sugerencias que vengo ofreciendo gratuitamente en este blog, las hubiese empaquetado en un “informe macro”, por el que hubiese facturado cinco (5) millones de euros, probablemente Don Mariano y sus inoperantes colaboradores las habrían seguido al pie de la letra y España no estaría hoy en quiebra, endeudada hasta las cejas y en avanzado proceso de tercermundialización; ni habríamos oído hablar de “el coletas”.
Volviendo al tema de Grecia que nos ocupa, la tendencia griega a endeudarse, es muy anterior a la entrada del país en la Unión Monetaria. La moneda común, lejos de perjudicarle, le ha ayudado a mantener una cierta disciplina fiscal; puesto que, la crisis griega es de naturaleza estructural y por tanto, ni la adopción del euro, ni la crisis financiera de Lehman, la causaron.
La crisis habría sido más aguda si estuviese fuera de la Unión Monetaria, puesto que al no encontrar financiación en el mercado internacional de capitales, los griegos tendrían que haberse apretado el cinturón mucho antes. La reestructuración de la deuda pública griega que estaba en manos de acreedores privados, ya fue reducida en el año 2012 a menos de la mitad, mediante una quita y sus intereses ya fueron reducidos. Además, su vencimiento actual a 16 años, es el triple de años que el vencimiento medio de la deuda del conjunto de países de la Unión Monetaria.
Muchas de las reformas que Grecia ha hecho durante los últimos años, auspiciadas por su pertenencia al euro, han empezado a tener efecto, aunque naturalmente, partiendo de un nivel muy bajo. La llegada de Syriza pondrá a prueba la paciencia de la Troika y del resto de socios de la Unión Monetaria y podría tal vez suponer el tan comentado Grexit, que ya apunté en mi artículo del año 2012.
La adhesión de Rumania y Bulgaria, otra solemne estupidez política
Como también apunté en el mismo artículo “La tormentosa e imposible relación EU-Grecia”, la entrada de Rumania y Bulgaria fue otra decisión política de efectos nefastos para la Unión Europea, que se ha visto invadida por millones de inmigrantes de mentalidad y cultura otomana, de innata tendencia infractora y delictiva, pero sin cualificación profesional, ni cultura del trabajo.
Los rumanos y búlgaros pasaron directamente del yugo otomano al yugo comunista y llegaron a Europa Occidental en autobús y autostop, con una mano delante, otra detrás y el ojo en la cartera del bolsillo ajeno, acompañados de millones de gitanos expertos en la trifulca, el carterismo y la mendicidad, que tras colapsar los servicios sociales y poner a prueba la solidaridad europea, amenazan la viabilidad del espacio común y el proyecto de Unión Europea.
Tras la entrada en la Unión, en la medida en que Rumania ha quedado casi despoblada de rumanos, ha sido invadida por chinos, igual que España.
La mitad de los rumanos salieron del país en autobús y autostop con dirección preferentemente a Italia y España —un millón de inmigrantes en España, de los cuales la mitad gitanos— y a otros países europeos. Recordemos que la entrada de Rumania y Bulgaria en la Unión Europea fue una decisión política precipitada, como agradecimiento a la utilización del espacio aéreo de estos países por la aviación de la OTAN, para bombardear a Serbia, cuya única pretensión era defender su unidad territorial de la invasión migratoria y el terrorismo albano-kosovar. La agresión de la OTAN a Serbia y el bombardeo de Belgrado, supuso la creación en territorio Serbio de un foco de criminalidad musulmana, que ha extendido una tupida red de delincuentes por toda Europa Occidental. Eso es lo que ocurre cuando Europa va de la mano de USA, atendiendo a criterios políticos arteros, que priman sobre la realidad histórica, geográfica y socioeconómica europea.
La evolución de la Unión Europea hacia una Unión Política va a ser difícil con Grecia, Rumania, Bulgaria y Croacia dentro de la Unión, puesto que estos países pertenecen a la Europa Otomana Balcánica y por tanto a un mundo diferente al europeo occidental, con una historia, cultura, tradiciones y evolución socioeconómica demasiado diferenciados y los problemas relacionados con su adhesión a la Unión Europea,—especialmente los millones de inmigrantes gitanos, de los que aprox. 500.000 se han instalado en España— están dinamitando el espacio único y la cohesión entre los países de la Unión.
Si la Unión Europea pretende evolucionar hacia una unión política, no debería incluir ni a los países balcánicos ni a Inglaterra, puesto que todos ellos —aunque por diferentes motivos— son incompatibles con el espíritu de la Unión y la acabarán dinamitando. Los países balcánicos pertenecen a la Europa Oriental turcomana e Inglaterra pertenece al “club de los cinco ojos” angloamericano, integrado también por USA, Canadá, Australia y Nueva Zelanda. Por motivos históricos, culturales e idiomáticos de sobra conocidos, éstos últimos conforman un club con intereses propios, ajenos a la Unión Europea y la entrada de Inglaterra tuvo una motivación mercantil, mientras que la entrada de Grecia fue político-emocional y la de los países balcánicos tuvo una motivación exclusivamente política y esas motivaciones son incompatibles con el histórico espíritu de la Unión, que recordemos, surge como antídoto a las experiencias de la I y II Guerras Mundiales.
La historia y la geografía están íntimamente ligadas y no pueden ni deben ser modificadas y mucho menos en este caso en particular que nos ocupa, porque como bien dice el refrán, “El que mucho abarca, poco aprieta”.
12 de febrero de 2015
La Pequeña Bretaña
El resultado del referéndum escocés es una buena noticia para Inglaterra y supongo que a corto y medio plazo también para Escocia, pero a largo plazo es una mala noticia para Europa y probablemente también para Escocia. Este razonamiento contradice las opiniones de algunos gurus y algunas cabezas pensantes europeas, por lo que trataré de desarrollarlo a continuación.
Inglaterra ha sido tradicionalmente antieuropea a lo largo de la historia, mientras que Escocía, por el contrario, siempre ha sido proeuropea y lo sigue siendo. Por tanto, desde el punto de vista de un proyecto común europeo y de una hipotética unión política, la independencia de Escocia habría supuesto el fortalecimiento de Europa, en la medida en que ello habría debilitado a Inglaterra. Además y esto es muy importante, a largo plazo Escocia sería un miembro de la Unión Europea y formaría parte del proyecto común de Unión Política, mientras que Inglaterra probablemente acabará fuera de la Unión Europea, en caso de que el referéndum anunciado por David Cameron —caso de ser reelegido en junio del 2015— arrojase el resultado que él mismo espera, lo que obligaría también a los escoceses a abandonar la Unión Europea, en contra del tradicional deseo de éstos.
Escocia ya era un reino consolidado en el año 840 y la batalla de Bannockburn en el año 1314 aseguró su independencia y también su reconocimiento internacional como país independiente hasta el año 1707, en que ambos parlamentos (Inglés y Escocés) se disolvieron y de común acuerdo crearon el parlamento de la Gran Bretaña con sede en Londres, aunque conservando un sistema jurídico, religioso y educativo diferenciado.
El perspicaz escritor escocés Robert Louis Stevenson afirmaba que “no hay dos pueblos más diferentes en este mundo, que los escoceses y los ingleses” y probablemente lo serían, de no estar tan cerca el uno del otro, puesto que los escoceses son de origen germano-escandinavo-celta y la dominación romana en Escocia solamente duró unas décadas. Recordemos que el muro romano de Antonino no pudo contener los ataques de las tribus norteñas y hubo de ser abandonado por el muro de Adriano, construido más al sur.
El pueblo inglés, por el contrario, lo conforma una amalgama de etnias europeas, con fuerte componente romana, posteriormente impregnados también por inmigrantes judíos, como los Rothschild, éstos últimos de origen Khazar, infiltrados en las familias reales británicas y omnipresentes en el sector bancario y financiero de la City e indirectamente, también en la política interior y exterior británica.
Los escoceses, como buenos germano-escandinavos, son discretos, sosegados, solidarios y amantes de la naturaleza y muy europeístas, partidarios de la Unión Europea y del EURO. El concepto “profit” no tiene el mismo significado para un inglés y para un escocés. El escocés lo traduce por “earnings”. Para los escoceses, Margaret Thatcher representa el prototipo inglés: arrogante, antieuropeo, dispuesto en todo momento a la batalla y seguro de la victoria, sin sopesar los riesgos.
Si la batalla resulta en derrota, se utiliza la propaganda y se retoca la historia, convirtiéndola en victoria. Los ingleses inventaron la propaganda ya en el siglo XVI, transformándola en publicidad a lo largo de los siglos XIX y XX, especialmente durante las guerras coloniales y la I Guerra Mundial y perfeccionándola en su vertiente desinformativa, durante y después de la II Guerra Mundial. Los norteamericanos tomaron el testigo, inventando el marketing.
Margaret Thatcher, desmanteló las industrias básicas escocesas y los sindicatos escoceses, a golpe de bastonazos policiales, con lo que los Tories perdieron toda Escocia y hoy solo tienen un parlamentario escocés. La aventura del laborista Tony Blair en Irak en apoyo de Bush, representó para los sensatos escoceses la confirmación del delirio de grandeza y el carácter aventurero inglés, siempre dispuestos a intervenir y desdibujar la frontera de otros países. Naturalmente, el partido Labour perdió el apoyo escocés, que se decantó por el partido nacionalista SNP. Desde una perspectiva británica, el acuerdo sobre el referéndum entre David Cameron y Alex Salmond, pudo parecer muy democrático sobre el papel, pero fue una estupidez del inexperto Cameron, que podría haberle salido muy mal. ¿Qué hubiera perdido Gran Bretaña?
1/3 parte de su territorio, con lo que Gran Bretaña pasaría a llamarse “Pequeña Bretaña”.
El 8% de la población.
El 9,2% del PIB
El 96% del petróleo
Los nacionalistas escoceses soñaban con una sociedad de bienestar à la Escandinava, gracias a los ingresos del petróleo del Mar del Norte. Ahora bien, esos yacimientos han ido disminuyendo a lo largo de los últimos quince años, por lo que en lugar de una Noruega con whisky, podrían tal vez convertirse en una Andalucía sin sol.
En el año 1300, Europa estaba dividida en 1000 unidades políticas y dos siglos más tarde quedaban 500. Los movimientos nacionalistas inclusivos del siglo XIX, crearon Alemania e Italia y desde entonces, el viejo continente ha mantenido las mismas fronteras, al margen de pequeñas modificaciones territoriales por guerras y ocupaciones.
Curiosamente, al mismo tiempo que Europa hoy camina hacia una unión política, algunas regiones vienen desarrollando un regionalismo excluyente de nuevo cuño y un grupo de españoles de Cataluña —algunos de origen morisco— se desplazaron a Escocia para apoyar a los independentistas del SNP, haciendo el ridículo como siempre lo hacen y avergonzando a los auténticos españoles, revelando además, una ignorancia total de la historia de España, por lo que no se debería dar mayor importancia a un asunto que no la tiene, como es el caso del antojo catalán y al que se le está dando una cobertura mediática que no se merece.
La única región que por antecedentes históricos podría aspirar a la independencia en España, es el reino de Navarra y es justamente la región más españolista y también la más culta y de las más ricas. Los regionalismos catalán y vasco —y el incipiente regionalismo gallego, de cuya comunidad ha sigo eliminado totalmente el idioma español— son muy recientes y como ya he comentado en algún otro artículo, su solución pasa por desmontar el demencial y ruinoso enmaraño autonómico y recentralizar el país, especialmente en materia educativa e idiomática. Para ello se necesita, naturalmente, el consenso de las principales fuerzas políticas y no me refiero a las ya conocidas, sino a las emergentes.
22 de septiembre de 2014
Los populismos y el futuro de Europa
Los presidentes de gobierno, primeros ministros y líderes de partidos políticos europeos tradicionales, parecen no haber querido entender que los partidos nacionalistas y populistas, mal llamados de “extrema derecha” reflejan, en realidad el sentir mayoritario de la población europea. Estos partidos políticos populistas se revelan contra las ideologías alógenas, difundidas por elementos alógenos asentados en Occidente, que han trastocado los valores europeos, embrutecido y empobrecido a las sociedades europeas y cuya salida de Europa es imprescindible para la supervivencia del viejo continente y sus ciudadanos. Estoy naturalmente refiriendo a lo que los ciudadanos europeos vienen demandando en las encuestas y los sondeos de opinión durante las últimas décadas, esto es, que salgan de Europa ordenadamente todos los extraeuropeos asentados en el continente, comenzando por los judíos y los gitanos.
Por tanto, los partidos “populistas” que surgen en Europa recogen las inquietudes popularmente sentidas y expresadas por los europeos, pero desatendidas e ignoradas por los partidos políticos establecidos en Europa, que han venido conformando el establishment de Bruselas. Los partidos populistas recogen el malestar acumulado de los ciudadanos europeos. Esas políticas multiculturales impuestas desde EE.UU. (USA) a través de la ONU-UNESCO, han sido implementadas y aplicadas desde la II Guerra Mundial a espaldas de los ciudadanos europeos y en contra de los deseos y los intereses de los ciudadanos europeos y de Europa, siguiendo los intereses mundialistas camito-semitas (judíos) que emanan de USA, adoptados a pies juntillas por las instituciones comunitarias de Bruselas, en contra de los intereses de los ciudadanos europeos.
Los dirigentes de estos partidos políticos nacionalistas, populistas o mal llamados de extrema derecha, tienen las ideas muy claras y supongo que conocen la historia de Europa y saben que durante 600 años los países europeos dominaron el mundo en todos los planos económico, tecnológico, cultural, político y militar. Los colonizadores europeos extendieron su influencia en todos los continentes y el cristianismo europeo se difundió por el mundo. La civilización y las ideologías políticas europeas fueron difundidas a los habitantes de todo el planeta, pero también, desgraciadamente, fueron difundidas al mundo las devastadoras ideologías orientalizadas de los afroasiáticos (judíos) asentados en Europa, tales como el marxismo-comunismo,(Karl Heinrich Marx) el psicoanálisis sexualizador, homosexual e incestuoso (Sigismund Schlomo Freud) la embrutecedora multiculturalidad (Ashley Montagu, Morris Ginsberg, Claude Lévy-Strauss) la relatividad física, ética y moral (Albert Einstein) el sionismo (Theodor Herz) por citar solamente algunas ideologías alógenas no europeas, que han desorientado a los europeos.
En realidad, estos partidos políticos mal llamados populistas, no son ideológicamente contrarios a la Unión Europea o Bruselas per se, sino refractarios a las políticas multiculturales y mundialistas que emanan de Bruselas e indirectamente, también refractarios a la Unión Europea (EU) en tanto en cuanto las instituciones europeas con sede en Bruselas son la caja de resonancia de las directrices camitosemitas (judías) multiculturales y mundialistas, provenientes de la ONU-UNESCO. Estos organismos supranacionales con sede social en Occidente, fueron creados en su día por occidentales, pero son hoy gestionados, ideologizados e infiltrados por elementos afroasiáticos, especialmente elementos camito-semitas judíos, asentados en USA, algunos de ellos extremadamente corruptos. En las últimas décadas, también se ha infiltrado la Conferencia Islámica, en la medida en que los países islámicos están cobrando protagonismo demográfico.
Desde el final de la II Guerra Mundial, las instituciones europeas basadas en Bruselas han venido siguiendo con devoción religiosa las directrices de la ONU-UNESCO y deberían tal vez reorientar su fuente ideológica, centrándose en los deseos y necesidades de los europeos y desoyendo los continuos dictados provenientes de USA y de la ONU y de sus organismos dependientes, tales como la UNESCO, que repito, no representan para nada los intereses de Europa Occidental, ni de los europeos.
La tarea prioritaria que hoy deberían tener Bruselas y los gobiernos europeos, sería consensuar una ley para criminalizar el asentamiento de extraeuropeos en el continente, de forma que Europa ya no sea atractiva para la inmigración afroasiática, afrocaribeña y amerindia, de forma que todos y cada uno de los extraeuropeos asentados en Europa, antes y después de la II Guerra Mundial, —al amparo de la ideología multicultural de la UNESCO— vayan abandonando ordenadamente el continente europeo.
Para conseguir ese objetivo, es imprescindible desconectar legislativamente a los elementos alógenos, especialmente a los camito-semitas judíos —cuyos intereses están contrapuestos a los de los europeos— de las funciones políticas y el control mediático cuasi-monopolista que vienen ejerciendo sobre los medios de comunicación europeos, —aunque naturalmente, no se pueda evitar que lo sigan haciendo desde EE.UU. (USA) — como paso previo a su salida ordenada de Europa, en dirección a Oriente Medio.
Desde los medios de comunicación judíos en Europa, se fomentan las ideologías camitosemitas de izquierda y extrema izquierda, antieuropeas y pro-judías, tales el marxismo-socialismo, la inmigración masiva y la multiculturalidad, la homosexualidad, el aborto, la “relatividad” ética y moral y el sionismo. En realidad, estas ideologías tratan todas ellas de justificar la presencia de los camito-semitas (judíos) en Europa, fundamentando ideológicamente la anómala presencia de judíos y extraeuropeos en territorio europeo y occidental. La ideología multicultural judía —solamente de aplicación en Europa y en USA— fomenta la inmigración masiva extraeuropea, al objeto de que los camitosemitas (judíos) asentados en Europa puedan pasar desapercibidos. Cualquier afroasiático que logra asentarse en Europa y probar las bondades de las sociedades europeas, hará naturalmente, lo imposible por permanecer en Europa.
Una vez asentado en el continente, resulta prácticamente imposible desalojarlo de Europa. Ahí tenemos los ejemplos de los judíos y los gitanos. Todas las sociedades europeas han intentado durante siglos alejar de Europa a esas dos etnias alógenas, sin conseguirlo y lo cierto es que la solución no pasa por intentar integrarlos, como suponen algunos buenistas desorientados, sino por llegar a un acuerdo con los gobiernos de Oriente Medio y con los gobiernos de India/Pakistán, para la definitiva repatriación de esas dos etnias a su medio ambiente natural. Aunque no lo parezca, esa es la mejor solución para ellos y para nosotros.
Dicho esto, ante esta situación, es lógico que los ciudadanos europeos comiencen a votar a partidos políticos que dicen representar sus verdaderos intereses, pese a que en la prensa y medios de comunicación sean calificados de “extrema derecha”, cuando en realidad ni en sus estatutos ni en su programa electoral hay nada que indique que son de “extrema derecha”. Algunos periodistas en su ignorancia, incluso los definen como “fascistas” y “nazistas”, desconocedores supongo, de que el fascismo y el nazismo son ideologías socialistas y por tanto, de izquierdas. Los partidos populistas se limitan a recoger en sus programas políticos las inquietudes populares de la población europea. A este respecto, debo añadir que existe un gran desconocimiento y desorientación entre los periodistas europeos a la hora de definir y calificar las corrientes ideológicas europeas y naturalmente, también entre la población europea.
Por tanto, existen algunas ideologías imperantes en Europa que están siendo aplicadas por políticos en el poder, a espaldas de los ciudadanos europeos y en contra de los intereses de Europa. Son todas ellas, teorías e ideologías salidas de las mentes de afroasiáticos, camito-semitas asentados en Europa, que han estudiado en las universidades europeas y aplicado los conocimientos y procedimientos científicos aprendidos en Europa para, consciente o inconscientemente, dinamitar la sociedad europea desde dentro. Por tanto, el error de Europa ha sido doble, al permitir el asentamiento de afroasiáticos en Europa y permitir además, que esos afroasiáticos estudien en las universidades europeas, haciendo acopio de los procedimientos científicos europeos, que posteriormente han sido utilizados desde dentro para dinamitar, mediante teorías pestilentes, la propia esencia europea, los valores europeos y los principios éticos europeos.
El malestar generalizado entre la población europea ha ido creciendo desde la II Guerra Mundial, alcanzado en las últimas décadas un nivel de tensión insoportable, casi explosivo y los políticos actualmente en el poder en Europa han fallado en su obligación de interpretar y canalizar los deseos y las aspiraciones de los ciudadanos europeos. Este malestar latente y explosivo, está siendo absorbido y canalizado por otros partidos políticos que sí han entendido e interpretado correctamente las inquietudes y el sentir de los europeos, pero que erróneamente —tal vez por desconocimiento, o por no tener claros los conceptos— están dirigiendo su ideología y su programa político hacia el autoproteccionismo nacional, en la desafortunada creencia de que “los males vienen de Bruselas”, cuando en realidad la solución a los problemas de Europa no pasa por volver a crear fronteras, ni barreras proteccionistas, para autoprotegerse de la “tiranía impositiva” de los “corruptos políticos mundialistas” instalados en Bruselas, ni tampoco pasa por el desmantelamiento de las instituciones europeas y del libre mercado interior.
La lógica indica en cambio, que es más razonable alcanzar el poder en Bruselas para desde ahí, aplicar en toda la Unión Europea (EU) las políticas demandadas por los ciudadanos europeos.
Supongo que a largo plazo ese acabará siendo el objetivo final de los partidos populistas, puesto que, a juzgar por las encuestas, los ciudadanos europeos, en su mayoría, se encuentran cómodos dentro del marco de la Unión Europea. En lo que sí coinciden los sondeos de opinión, es en el deseo generalizado de que los extraeuropeos —incluidos judíos y gitanos— regresen a su medio ambiente natural en África, Asia y América, algo que por otra parte, es perfectamente lógico y natural. La solución a la inmigración masiva pasa por la repatriación masiva y no por la “integración” buenista e infantil, que esta desintegrando las sociedades europeas.
Los individuos de origen europeo constituyen aproximadamente el 10% de la población mundial, mientras que en varios países europeos, aproximadamente el 90% de la criminalidad y las violaciones son perpetradas por elementos alógenos, no originarios de Europa Occidental. Creo que esos dos datos estadísticos deberían ser argumentos más que suficientes para que los políticos europeos empiecen a tomarse en serio su profesión.
Debería ser una tarea prioritaria el retirar la nacionalidad europea y permiso de residencia a todos y cada uno de los camitosemitas (judíos) asentados en Occidente, lo que a su vez también propiciará el regreso ordenado a sus países de origen de todos los extraeuropeos asentados en Europa con anterioridad a la II Guerra Mundial (gitanos, moros, moriscos, judíos, turcomanos, etc.) y naturalmente, también los asentados con posterioridad a esa fecha, dando así un giro de 180º a los devastadores efectos socioeconómicos ocasionados por las masas afroasiáticas, afrocaribeñas y amerindias, que han convertido a Europa en un continente tercermundista. Como es sabido, los judíos monopolizan los medios de comunicación de USA y de Europa, por lo que su salida del continente, además de dejar sin apoyo a la devastadora ideología multicultural de orígen judío, también dejará sin apoyo mediático a la extrema izquierda y a los partidos políticos de origen marxista-comunista, —recordemos que el marxismo-comunismo también es una ideologia judía-ashkenazi— con lo que Europa y los europeos también se verán liberados de esa ideología pestilente. Reconozco que todo esto que acabo de apuntar puede parecer quimérico e irrealizable, pero lo mío son las linéas estratégicas, mientras que los aspectos prácticos y los procedimientos tácticos y operativos los dejo para los políticos, pues se supone que para eso son elegidos.
Por tanto, pese a los augurios poco imaginativos, pesimistas, incluso apocalípticos de algunos desorientados políticos de ideología marxista-socialista —que ahora se autodefinen “progresistas”— soy en cambio muy optimista y creo que la vieja dama Europa va camino de quitarse de encima el embrutecedor yugo multicultural y operarse de las cataratas progresistas, que la han mantenido en la miopía desde la II Guerra Mundial. Los europeos están despertando y resurgiendo ideológicamente, como el ave Fénix en una especie de primavera europea, apoyando a partidos políticos europeístas, que recogen las inquietudes de los ciudadanos europeos y que en caso de materializarse en mayorías cualificadas, auguran un gran futuro para el continente europeo y sus ciudadanos.
2 de junio de 2014
El origen de las ideologías pestilentes
“Gran parte de de los problemas de la humanidad, se deben a que los estúpidos están completamente seguros y los inteligentes llenos de dudas”
Bertrand Russell
Pasadas las elecciones europeas, hoy toca hablar de ideologías y más concretamente, de algunas ideologías políticas y teorías ideológicas que, especialmente desde el final de la II Guerra Mundial, están desmembrando y desmoralizando a los europeos y para ello, es inevitable desmenuzar algunos conceptos y algunas tendencias doctrinales alógenas, que a base de percibirlas machaconamente a diario en los medios de comunicación, nos empiezan a parecer normales e incluso naturales. Existen dos conceptos que por su similitud, a menudo se confunden, pero que definen y determinan en gran medida el carácter y el temperamento de los individuos, como son la astucia y la inteligencia, dos nociones definitorias del carácter humano que determinan su conducta, por lo que convendría examinar el origen y formación evolutiva de estos dos conceptos y el grado de ascendencia o predominio de estos dos rasgos de carácter sobre los diferentes pueblos del planeta, puesto qué, aunque le cueste creerlo, también la astucia y la inteligencia tienen, en cierto modo una correlación directa con la geoclimatología, en la medida en que el medio ambiente afecta al individuo y su conducta, como vamos a ver a continuación.
Es difícil encontrar en Europa gente que apoye “la dictadura del proletariado”, esto es, el marxismo, opresor, controlador y anticristiano, para el que “la religión es el opio de la humanidad” y que en las últimas décadas se ha ido disfrazando de “socialismo progresista”. Tampoco son muchos los europeos que apoyan las bodas gays y los matrimonios homosexuales. Tampoco es fácil encontrar personas que vean con buenos ojos la pérdida de valores y de principios, traducida en una relatividad moral y ética, por la que cualquier conducta y cualquier actitud, —como por ejemplo presentarse en Eurovisión de “mujer barbuda”— es considerada “progresista”, por aquello de que todo es relativo y por tanto, no existe el bien ni el mal, ni lo correcto ni lo incorrecto, sino que todo forma parte de una relatividad ideológica desorientadora. Muy pocos europeos de origen ven con buenos ojos la irrupción de las masas afroasiáticas en Europa, esto es, la devastadora multiculturalidad, que esta afeando, embruteciendo y empobreciendo el viejo continente.
Pues bien, aunque los sondeos de opinión muestran un claro desagrado mayoritario hacia estas ideologías, los europeos se sienten desconcertados, al no saber de donde provienen y ver con creciente sorpresa, que tales ideologías antieuropeas son adoptadas y aplicadas por partidos políticos establecidos en Europa y apoyadas y difundidas por medios de comunicación europeos. Otro dato no menos inquietante, es que los partidos marxistas-comunistas, incluidos los reconvertidos en socialistas, socialdemócratas, autodenominados “progresistas”, son justamente los que con más fervoroso entusiasmo difunden y apoyan las precitadas ideologías políticas antieuropeas, tales como la inmigración masiva y la devastadora multiculturalidad, los matrimonios homosexuales, incluido el aborto, la relatividad moral, ética y de principios, el ateismo anticristiano y el rechazo a los valores tradicionales europeos,
Por tanto, ante tal situación aparentemente contradictoria, tendremos que investigar de dónde provienen esas ideologías alógenas antieuropeas, contrarias a los intereses de Europa y quienes son los propietarios de los medios de comunicación que, en Europa y desde EE.UU. (USA), apoyan y difunden estas devastadoras ideologías, que están embruteciendo y empobreciendo el viejo continente desde el fin de la II Guerra Mundial y qué intereses ocultos mueven los hilos de esta infame maquinación que esta convirtiendo a la vieja dama Europa en un continente tercermundista.
Tal vez le sorprenda saber, querido lector, que ninguna de esas ideologías es de origen europeo, sino de origen asiático y más concretamente, de origen camito-semita (judío). Todas estas teorías han sido desarrolladas por individuos de origen afroasiático asentados en Europa, a los que se les permitió estudiar en universidades europeas, de tal modo que orientalizaron los conocimientos científicos adquiridos en Europa, adaptándolos a sus propios intereses y a los de su propia etnia.
Quiero recalcar que esto probablemente no lo han hecho con intenciones malévolas, pero en todo caso, siempre buscando sus propios intereses y los de su propio grupo étnico. La evolución de la sociedad europea desde la II Guerra Mundial, muestra claramente que la inmigración masiva de elementos alógenos y el influjo mediático interesado, puede desorientar el compás moral de los europeos, mediante pequeños pasos en la dirección errónea. Al final, mediante una machacona e insistente repetición mediática, cualquier nivel de aberración social y moral, puede llegar a parecer normal e incluso natural.
En los últimos meses han obtenido protagonismo mediático los partidos políticos mal llamados patrióticos o populistas, que algunos periodistas desorientados incluso definen como xenófobos y que dicen salvaguardar los valores tradicionales que definen la identidad europea. Estos partidos políticos están en contra de algunas ideologías y teorías surgidas en Occidente y ampliamente difundidas a partir de la II Guerra Mundial por los medios de comunicación, preferentemente angloamericanos, que como digo, están embruteciendo, desintegrando y empobreciendo la sociedad europea.
Por tanto, hoy toca hablar de teorías ideológicas y de ideologías políticas y para poder desarrollar esta materia, es necesario clarificar algunos conceptos que, desafortunadamente, son desconocidos por la mayoría de los políticos europeos y que están íntimamente relacionados, como son la macroeconomía, la geoclimatología y la genética (biología racial). Estas tres áreas del conocimiento humano están íntimamente relacionadas y constituyen las tres patas de un taburete sobre las que se asientan la civilización y la cultura europea y también, la cultura o la incultura del resto de pueblos del planeta Tierra.
Tengo que decirle, amigo lector, que algunas corrientes ideológicas predominantes hoy en Europa, que le están trastornando a Usted y que están desintegrando y empobreciendo el viejo continente, tales como el marxismo-comunismo; (socialismo-socialdemocracia-“progresismo”); la matrimonialización de homosexuales, gays y lesbianas; la devastadora inmigración afroasiática (multiculturalidad); la relativización de los valores, de los principios morales y de la ética, incluido el aborto, no son de origen europeo, como Usted tal vez cree, sino de origen asiático, formuladas y convenientemente orientalizadas por camitosemitas (judíos) asentados en Europa, a los que se les permitió estudiar en las universidades y las escuelas superiores europeas y que también son difundidas desde el final de la II Guerra Mundial por organismos supranacionales, medios de comunicación y agencias de noticias controladas por asiáticos de origen camito-semita (judíos) asentados en Occidente. ¿Le sorprende lo que acaba de leer? Pues siga leyendo y se sorprenderá un poco más.
Estamos por tanto hablando de ideologías orientalizadas, perversamente antieuropeas y rechazadas por los europeos desde el principio, pero machaconamente inculcadas en las mentes europeas mediante un embudo mediático, embruteciendo y empobreciendo el continente, atentando contra la esencia y los valores europeos, amenazando su bienestar y convirtiendo a la vieja dama Europa en un continente tercermundista. Como veremos a continuación, estas ideologías antieuropeas difundidas por los medios de comunicación camito-semitas y que vienen siendo aplicadas en Europa por algunos partidos políticos, tienen todas ellas un origen común. Todas ellas han sido barruntadas y orientalizadas por camito-semitas (judíos) asentados en Europa, —y posteriormente emigrados a USA— que han desvirtuado y adulterado los conocimientos científicos obtenidos en las universidades europeas y que aun hoy son difundidas y propagadas conjuntamente por los medios de comunicación judíos y por los interesados lobbies político-económicos judíos asentados en USA y en Europa.
Por tanto, vamos a analizar el origen de las ideologías supuestamente europeas, que preconizan justamente la destrucción de la raza blanca mediante la inmigración masiva, de los principios éticos y los valores europeos, incluida la religión cristiana y de todo aquello que ha constituido tradicionalmente la base de la civilización occidental.
La teoría de la relatividad la obtuvo el judío ashkenazi Albert Einstein de su mujer, la física y matemática Mileva Maric y de los plagios que hizo en la Oficina de Patentes de Berna. Desde que se divorció de Mileva Maric, se dedicó a ser famoso, sacar la lengua y andar con zapatos sin calcetines. En cualquier caso, la teoría orientalizada del físico teórico judío Albert Einstein trascendió el ambito de las ciencias exactas y derivó también en una ideología social. El relativismo como ideología social, consiste en eliminar la base de la ciencia, en tanto en cuanto sugiere que no hay bien ni mal, correcto ni incorrecto, verdad ni mentira, moralidad ni amoralidad, sino que todo es “relativo”, también en lo relacionado con los principios sobre los que se asienta la cultura y la ciencia europeas. Curiosamente, este impostor cuya teoría tiene muy pocas aplicaciones prácticas, es hoy considerado el mayor científico de la historia, gracias a la difusión y apoyo mediático judío norteamericano.
El marxismo-comunismo —y sus derivados light reconvertidos, tales como el socialismo, la socialdemocracia, el progresismo, etc.— es el principal enemigo de la democracia, puesto que pretende eliminar las libertades del individuo y de la propiedad individual, convirtiendo la sociedad en una dictadura del proletariado, atea y multicultural, que en la práctica significa el empobrecimiento de la sociedad, la esclavitud del proletariado a manos de una pequeña elite de planificadores totalitarios y el embrutecimiento de ese mismo proletariado, a manos de inmigrados procedentes del tercer mundo. El marxismo-comunismo, la extrema izquierda y la izquierda en general es además, anticlerical y antirreligiosa, por naturaleza ideológica.
El marxismo es un engendro intelectual de Karl Heinrich Marx, un judío al que llamaban “el negro” en Prusia (Alemania). Para que usted amigo lector no tenga que leer Das Kapital, se lo resumiré diciendo que es un libro escrito por un oriental, utilizando los procedimientos y las técnicas académicas aprendidas en Europa, adaptadas a sus propias vivencias consustanciales con su condición de paria asentado en Europa Occidental. Como ideología antieuropea que es, la Dictadura del Proletariado, fue aplicada por los judíos bolcheviques en la Unión Soviética y por el judío Bela Kun en Hungría, con efectos devastadores. No es de extrañar, por tanto, la aversión que en Hungría tienen a los judíos.
Su obsesión por la multiculturalidad, por la hermandad de todos los pueblos del planeta, por la dictadura del proletariado y su odio a la religión cristiana (opio, según él mismo), no son las propias de un europeo, sino las de un camito-semita afincado en Europa. El reparto igualitario es en realidad la sublimación de sus frustradas ambiciones sociales. De ahí que el marxismo- comunismo haya esclavizado y empobrecido a los ciudadanos de todos aquellos países donde ha sido implantado.
De ahí que esa ideología solamente encontrase arraigo en países de tradición agraria, con alto índice de analfabetismo, o en países con alto porcentaje de población camito-semita judía, como fue el caso de la Unión Soviética y en menor medida la España de los años 30, que recordemos era un país de analfabetos. En Europa Occidental, el marxismo-comunismo ha ido experimentando una metamorfosis mercadotécnica durante las últimas décadas, de tal forma que los herederos del marxismo/comunismo ahora se autodenominan socialistas, socialdemócratas o simplemente “de izquierdas” o “progresistas”. Obsérvese que la tendencia a añadir el estribillo -“demócrata” es en realidad un intento de ocultar o suavizar el ideario ideológico profundamente autoritario —o si se quiere totalitario— que destila la ideología marxista.
Das Kapital está escrito siguiendo el procedimiento científico aprendido en las universidades occidentales, pero interesadamente o inconscientemente sesgado y en todo caso, ideológicamente orientalizado por las circunstancias vivénciales étnico-religiosas de su autor. De ahí que este tipo de publicaciones escritas por judíos pueden desorientar a un lector occidental si desconoce el origen afroasiático del autor, máxime teniendo en cuenta la histórica tradición judía de ocultar, modificar, o adaptar el nombre, los apellidos y la identidad al cambiar de país o región geográfica.
Para un economista, Das Kapital es una lectura interesante, como puede serlo una novela bien escrita. Ahora bien, si este libro cae en manos de un individuo con cualquier otro tipo de formación, por ejemplo un jurista, médico, sociólogo, periodista, etc., los resultados pueden ser demoledores, puesto que esta muy bien escrito, siguiendo un procedimiento científico. No es por tanto, recomendable como libro de cabecera para ingenuos como “Zapo” o “el coletas”…
La multiculturalidad es una política social diseñada por camito-semitas judíos tras la II Guerra Mundial, como un sistema de protección a su presencia en Occidente. Recordemos que antes de la II Segunda Guerra Mundial, los únicos afroasiáticos que había en el centro y norte de Europa eran los judíos y los gitanos. Su diferenciación antropométrica (genotipo camito-semita en el primer caso e indo-pakistaní en el segundo) los hacía fácilmente reconocibles y por tanto, su exposición social era alta. La interesada ideología multicultural desarrollada por antropólogos sociales judíos emigrados a USA, ha propiciado y facilitado la irrupción de las masas afroasiáticas en Europa, embruteciendo casi totalmente las sociedades europeas, de tal modo que los judíos son ahora “menos visibles” y pueden dedicarse a lo que siempre han hecho a lo largo de la historia; sus intrigas, maquinaciones políticas y sus “negocios” tradicionales, pasando casi desapercibidos. Esa es la razón por la que la prensa judía en Europa y en todo Occidente apoya y difunde la multiculturalidad, puesto que los políticos occidentales y los ciudadanos de origen europeo ahora están más ocupados con los devastadores efectos de las masas afroasiáticas asentadas en Europa.
Repito que la “Declaración de la UNESCO sobre la Cuestión Racial” (The UNESCO Statement on Race-1950) es una teoría socialantropológica perversamente anticientífica, que elimina las diferencias raciales y equipara a todos los individuos del planeta, borrando de un plumazo las diferencias de carácter, temperamento, comportamiento, inclinaciones y prestaciones consustanciales a las diferentes razas humanas. Esta ideología multicultural difundida en Occidente por la UNESCO y que ha originado la invasión afroasiática del continente europeo, tampoco fue elaborada por individuos de origen europeo, como cree la mayoría, sino barruntada por camito-semitas judíos, — Ashley Montagu (nacido Israel Ehrenberg) Morris Ginsberg y Claude Lévy-Strauss— asentados en Europa (Ashley Montagu emigrado a USA) a los que se les permitió estudiar en las universidades europeas. Los genetistas de la época calificaron la Declaración de la UNESCO como totalmente anticientífica, pero “políticamente correcta”. Como es sabido, esa “corrección política” ha supuesto la invasión, embrutecimiento y empobrecimiento del continente europeo y la destrucción parcial de la raza blanca y de la civilización occidental.
Ya he explicado en otros artículos de esta Web y lo hago en mis libros, que la razón por la que los camito-semitas judíos asentados en Occidente promueven e impulsan la inmigración procedente del tercer mundo es para sentirse seguros, puesto que los occidentales ahora están ocupados con los devastadores efectos causados por la irrupción de las masas afroasiáticas en Europa y en USA, con lo que los judíos pasan casi desapercibidos, cuando son justamente ellos los impulsores de esta política y esta ideología multicultural. Esa es la razón que subyace detrás de la ideología multicultural impuesta a Europa por los camito-semitas norteamericanos mediante la ONU-UNESCO, a partir de la II Guerra Mundial.
La inmigración masiva procedente del tercer mundo que como digo, esta embruteciendo y empobreciendo el viejo continente, creando tensiones sociales insolubles y destruyendo la raza blanca, fue ideada por los sociólogos y antropólogos sociales de origen judío Ashley Montagu (nacido Israel Ehrenberg) Morris Ginsberg y Claude Lévy-Strauss. Estos fueron los que recibieron el encargo de la UNESCO tras la II Guerra Mundial para modificar la ideología social en Europa, e implantar la embrutecedora ideología multicultural, fomentando así la irrupción de las masas afroasiáticas en Europa y el embrutecimiento y empobrecimiento del continente europeo. Esta brutal ideología, contestada en su día por los médicos, genetistas, biólogos y veterinarios, ha sido convenientemente difundida por los medios de comunicación camitosemitas en Occidente.
La multiculturalidad está relacionada con el marxismo, en tanto en cuanto pregona la igualdad de todos los individuos del planeta y que todas las razas y grupos étnicos del planeta tienen los mismos derechos, aunque naturalmente, no las mismas obligaciones.
La multiculturalidad es una ideología implantada solamente en Occidente, puesto que solamente Occidente ha sufrido la irrupción de las masas afroasiáticas, desintegrando las sociedades europeas y convirtiéndolas en sociedades tercermundistas. La multiculturalidad, conlleva además, el flujo masivo de individuos de bajas prestaciones, hacía las zonas habitadas por individuos de altas prestaciones, esto es, Europa y Occidente.
El psicoanálisis es una teoría que podría ser definida como ideología psicológica que sexualiza, o erotiza si se quiere, todos los aspectos de la vida cotidiana del individuo, justificando sus acciones más heterodoxas por un instinto sexual irrefrenable que condiciona todos los aspectos de su existencia. Esta corriente ideológica con tintes psicológicos, justifica por tanto el incesto, la homosexualidad, la pornografía, la zoofilia, en tanto en cuanto todas las desviaciones de la conducta tienen un origen sexual, justificadas como totalmente normales. Naturalmente, esta corriente oriental “occidentalizada” por la mente de un judío, va en contra de los principios éticos y del cristianismo y de los valores definitorios de la cultura europea, saboteando las bases de la civilización occidental.
La degeneración moral, incluida la homosexualidad, el incesto, el aborto, las bodas gays y otras degeneraciones morales tienen su base ideológica en las teorías de este judío asentado en Austria, Sigismund Schlomo Freud, un individuo fanatizadamente antieuropeo y gran admirador del correligionario Aníbal, el cartaginés que invadió Italia a través de los Alpes y que dicho sea de paso, nos dejó 20.000 abertzales de origen beréber en los montes navarros hace 2000 años, que han embrutecido totalmente el País Vasco desde entonces y además impuesto su lenguaje beréber al resto de población vascongada.
Dicen que cobraba más a los incautos por una sesión de psicoanálisis de lo que pagaba a su sirvienta por todo un mes. Su mérito fue sexualizar al individuo, poniendo de moda la homosexualidad, el lesbianismo, la pornografía, la pedofília y la degradación moral. Es una teoría perversa que sexualiza totalmente al ser humano y justifica toda clase de desviaciones psico-sexuales. El psicoanálisis sexualizador de la psique humana, tampoco es de origen europeo, como cree la mayoría, sino barruntado en la mente de un camito-semita judío asentado en Europa, al que se le permitió estudiar en universidades europeas. Sigismund Freud fue en su día ridiculizado por los psiquiatras austriacos y alemanes y sus teorías calificadas como “orientales”.
Theodor Herzl fue el periodista de origen judío austrohúngaro fundador del sionismo. Nacido en Hungría, de familia judía germanoparlante, obtuvo un doctorado en derecho en la universidad de Viena en 1884, pero se dedicó posteriormente a la literatura y el periodismo. Como periodista viajó como corresponsal a París y otros lugares y recogió sus experiencias y teorías en un libro titulado “Der judenstaat, versuch einer modernen lösung der judenfrage” “El estado judío, intento de una solución moderna de la cuestión judía” publicado en 1896, donde propuso la creación de un estado, como solución al problema judío. Se dedicó a captar el interés de los judíos acaudalados en Occidente y se convirtió en el principal portavoz del sionismo, desplegando una intensa actividad diplomática en apoyo de la causa sionista. Para ello, visitó a todos los que quisieron oírle, incluido el sultán de Turquía, organizando el primer congreso sionista en Basilea.
Según él, cualquier lugar serviría para emplazar el nuevo estado, Argentina, Palestina, Uganda o Angola, y describió con detalle cómo habrían de actuar los colonos judíos para hacerse con las tierras de los habitantes del nuevo estado judío. Al final, fue Inglaterra como potencia colonial, la que entregó Palestina a los judíos, a espaldas de los propios palestinos, creando un problema insoluble, no solamente en Oriente Medio, sino también en Occidente, puesto que tras la creación de ese estado, los judíos occidentales, en lugar de emigrar, se han quedado todos en Occidente.
La creación del Estado de Israel habría sido la solución definitiva a los problemas de Europa y de Occidente si todos y cada uno de los judíos asentados en Occidente hubiesen sido obligados a emigrar al nuevo estado, como condición previa a su fundación, pero ese no fue el caso y solamente emigraron una parte, generalmente procedentes de las zonas pobres de Europa Oriental y la Unión Soviética; no así las enormes y prolíficas comunidades judías asentadas en Europa, USA y Occidente. Por tanto, la creación del Estado de Israel, lejos de resolver, agravó el problema en Europa, USA y Occidente, que desde el momento de la creación de Israel se han visto envueltos en toda clase de tramas, conspiraciones e intrigas, auspiciadas por las comunidades judías asentadas en Occidente a favor de Israel, involucrando a Europa y Occidente en todos los conflictos y guerras provocadas por el nuevo estado.
Repito que ninguna de las precitadas corrientes ideológicas es de origen europeo como cree la mayoría, sino de origen asiático, pero orientalizadas, a menudo inconscientemente y convenientemente difundidas desde entonces por los medios de comunicación camito-semitas (judíos) como verdades universales e irrefutables. Estamos hablando de individuos alógenos asentados en Europa, a los que se les permitió estudiar en las universidades europeas y cultivar los procedimientos académicos y científicos occidentales.
Obsérvese que si se hubiesen quedado en su medio ambiente natural en Oriente Medio y hubiesen estudiado en universidades orientales, no habrían utilizado los procedimientos académicos y científicos aprendidos en Europa y por tanto, no habrían desarrollado ni difundido esas teorías y en caso de haberlo hecho, habrían sido presentadas mediante procedimientos orientales y no habrían sido tomadas en serio, ni habrían causado el daño que desde Europa, como productos pretendidamente europeos, han causado en Occidente y en otros lugares del mundo. En aquellos países extraeuropeos donde esas descabelladas teorías han sido aplicadas, lo han sido en la creencia de que eran teorías europeas, desarrolladas por europeos.
La Reserva Federal estadounidense no es un Banco Central, como cree la mayoría, sino un grupo de banqueros judíos que prestan dinero al gobierno norteamericano a un tipo de interés que fijan ellos mismos, en función de unas circunstancias macroeconómicas que ellos mismos determinan.
Los presidentes de la Reserva Federal norteamericana siempre han sido judíos. Alan Greenspan era judío, Ben Shalom Bernanke era judío y Janet Louise Yellen es naturalmente, también judía. John Fitzgerald Kennedy era católico y conocía muy bien a los judíos, por lo que decidió quitarles el negocio a los hijos de Yahveh y crear un Banco Central estadounidense. Ya había firmado el decreto cuando fue asesinado por el Mossad, según fuentes no confirmadas. Su sucesor, Lyndon Baines Johnson derogó el decreto ya en el avión presidencial, al poco de ser asesinado Kennedy. Recordemos que el patrón-oro fue derogado por Richard Nixon asesorado por los judíos de la Reserva Federal. Desde entonces, Occidente viene sufriendo una inflación galopante, enriqueciendo a los banqueros judíos.
Como ya comenté anteriormente, hoy toca hablar de ideologías y más concretamente de ideologías políticas europeas. A raíz del auge de los partidos políticos mal llamados patrióticos, identitarios, o de “extrema derecha”, cabe comentar que los medios de comunicación occidentales en su inmensa mayoría no pertenecen a europeos o a personas de origen europeo, como erróneamente creen los lectores y televidentes, sino que son propiedad de individuos de origen asiático y más concretamente camito-semitas judíos. En el caso de EE.UU. (USA) la mayor parte de los medios de comunicación escritos y audiovisuales están controlados por cinco familias de origen camito-semita, originarios de Europa y que al emigrar a USA, modificaron sus nombres y su identidad, para pasar desapercibidos entre la amalgama multirracial norteamericana. Una vez hecha esta precisión, vamos a ver lo que ocurre cuando se trabaja en alguno de los medios de comunicación de USA o de Europa controlados por estas familias camito-semitas, como es el caso de por ejemplo, The New York Times:
“No existe lo que se llama prensa independiente, a menos que se trate de un periódico de una pequeña villa rural. Vosotros lo sabéis y yo lo se. No hay ni uno solo entre vosotros que ose expresar por escrito su honrada opinión, pero, si lo hiciera, sabéis perfectamente que vuestro escrito no sería nunca publicado.
Me pagan $150 semanales para que no publique mi honrada opinión en el periódico en el cual he trabajado tantos años. Muchos, entre vosotros, reciben salarios parecidos por un trabajo similar… y si uno cualquiera de vosotros estuviera lo suficientemente loco para escribir su honrada opinión, se encontraría en la calle buscando un empleo cualquiera, exceptuando el de periodista.
El trabajo de periodista en Nueva York consiste en destruir la verdad, mentir claramente, pervertir, envilecer, arrojarse a los pies de Mammón, vender su propia raza y su patria para asegurarse el pan cotidiano.
Vosotros lo sabéis, y yo lo se; así pues, ¿a qué viene esa locura de brindar a la salud de una prensa independiente?
Somos las herramientas y los lacayos de unos hombres extraordinariamente ricos que permanecen entre bastidores. Somos unos polichinelas; ellos tiran de los hilos y nosotros bailamos al son que ellos quieren. Nuestros talentos, nuestras posibilidades y nuestras vidas, son propiedad de otros hombres. Nosotros somos unos prostitutos intelectuales”.
Esta declaración realizada el 25 de septiembre de 1880 por John Swinton, redactor jefe de The New York Times, es perfectamente vigente hoy e incluso más si cabe. Por tanto, amigo lector, si Usted busca información objetiva, debería mirar con atención quién es el propietario del medio de comunicación que lee o de la cadena audiovisual que ve y debería tal vez contrastar esa misma información con otras, de fuentes independientes, con lo cual podrá obtener una información bastante fiable y digo bastante, porque la objetividad y la subjetividad, así como la verdad y la mentira son conceptos difíciles de medir y valorar. En su gran mayoría, los medios de comunicación de Europa y de USA están en manos de camito-semitas judíos y son utilizados para apoyar y difundir las teorías y los intereses camito-semitas que acabo de mencionar.
Además, todos estos afroasiáticos asentados en Europa y en USA, en sus profesiones de periodistas, médicos, jueces, políticos o cualesquier otra profesión, desarrollan inconscientemente esos conocimientos y esos procedimientos científicos en interés de sí mismos y de los individuos de su propia etnia, dinamitando la cultura y la civilización occidentales. Es una bomba implosiva que dinamita la sociedad europea desde dentro, desbaratando y trastocando las bases culturales y los valores éticos sobre los que se fundamenta la civilización occidental, añadiendo ideologías alógenas, interesadamente favorables a la inmigración extraeuropea, la multiculturalidad, el ateísmo, la degeneración ética y moral y el embrutecimiento social.
Obsérvese, que todos estos camitosemitas estudiaron en universidades europeas, orientalizando los conocimientos científicos adquiridos en Europa y adaptándolos a sus intereses camito-semitas y eso mismo está ocurriendo hoy con todos los afroasiáticos llegados a Europa a partir de la II Guerra Mundial, que han cursado estudios en las universidades europeas. El afroasiático que ha nacido o crecido en Europa cursando estudios universitarios en Europa, supedita los intereses de su país de adopción a los suyos propios y a los de su propia etnia y subsidiariamente, a los intereses de los afroasiáticos asentados en Europa y ello, consciente o inconscientemente, desde cualesquier profesión como periodista, político, juez, científico, ministro o presidente del gobierno. Todo lo anterior, define lo peligrosísimo que resulta permitir el asentamiento de afroasiáticos en Europa y además, permitir a esos afroasiáticos estudiar en las universidades europeas.
2 de junio de 2014
El cinturón pestilente del planeta
Hoy vamos a desarrollar un concepto que por su importancia para Europa, se ha convertido en una de las líneas directrices en mis ensayos. Vamos a esclarecer y arrojar algo de luz sobre una franja de terreno al sur del Mediterráneo, muy próxima a Europa, que en mis libros vengo denominando “el cinturón pestilente del planeta”. El término “pestilente” no tiene en absoluto una intención peyorativa, sino descriptiva, en tanto en cuanto describe un medio ambiente semidesértico e inhóspito, con un régimen pluviométrico casi inexistente, sin lluvias, sin cuencas fluviales y sin agricultura. Los europeos de origen, habituados a los bosques, a los lagos, a las verdes praderas y a la abundancia de agua, que no han vivido en esa zona, no saben o no se imaginan lo que significa la ausencia de agua, en combinación con las altas temperaturas y la convivencia diaria con un paisaje arenoso, polvoriento y semidesértico, donde en lugar de árboles, hay pedruscos.
Para entender el continente europeo en su perspectiva global, hay que observar su ubicación geoclimática en el conjunto del planeta. Observaremos que al norte del continente, tenemos el Océano Glacial Ártico, frío y deshabitado, mientras que al sur del continente nos encontramos con una enorme región que yo denomino en mis libros “el cinturón pestilente del planeta” y que vuelvo a repetir, no tiene en absoluto una intención peyorativa, sino descriptiva o en todo caso, calificativa. El cinturón pestilente del planeta, es una enorme franja de terreno semidesértico integrada por un grupo de países recientemente descolonizados, que abarca desde Marruecos en el occidente africano a través de Argelia, Túnez, Libia, Egipto, Oriente Medio, Israel, Siria, Turquía, Irak, Irán, Afganistán, Pakistán, India, Sudeste asiático —incluida gran parte del sur de China— hasta Indonesia. Todos estos países tienen en común las altas temperaturas medioambientales y la falta de agua. Como es sabido, el líquido elemento es imprescindible para cualquier tipo de desarrollo socioeconómico, sin el que es imposible crear cualquier tipo de riqueza.
Además, la ausencia de agua, en combinación con las altas temperaturas, influye en los hábitos de limpieza y de higiene, en la capacidad de concentración, los hábitos de lectura y de investigación y en definitiva en cualesquier tipo de progreso humano. De ahí el tradicional alto índice de analfabetismo y subdesarrollo comparativo de los países que integran esa región del planeta. Al sur del Sahara, las temperaturas son tan altas que la capacidad de concentración intelectual es casi nula. De ahí que los subsaharianos ni siquiera han desarrollado un lenguaje escrito y la falta del hábito de lectura/escritura les ha impedido la transmisión de conocimientos, traducido en el consabido estancamiento cultural y económico.
La “ayuda al desarrollo”, —que en realidad no es otra cosa que la transferencia de recursos desde los pobres en Europa a los ricos en esos países— no soluciona absolutamente nada, puesto que estamos ante un fenómeno geoclimático. Los africanos eran felices hasta que los europeos llegaron allí y les instalaron antenas parabólicas, de forma que pudieron comprobar el nivel de vida de los europeos. Recordemos que los extraeuropeos y muy especialmente los africanos, siempre se han comparado con los europeos y deseado vivir como los europeos. Por tanto, la solución a ese problema comparativo, no consiste en transferir ingentes cantidades de ayudas al desarrollo, para intentar equipararlos al nivel de vida europeo, puesto que esa pretensión basada en la ignorancia y la ingenuidad buenista, solamente agrava la situación, desencadenando un éxodo migratorio hacia Europa.
La solución al problema es mucho más sencilla y consiste en retirarles las antenas parabólicas, de forma que vuelvan a ser felices como lo eran antes. Los políticos occidentales todavía no han entendido que la “igualdad” como concepto, nunca ha existido entre las diferentes especies de la naturaleza y mucho menos entre las diferentes etnias y los diferentes pueblos del planeta. La igualdad étnica y racial —y supuestamente, también la igualdad socioeconómica— entre los diferentes pueblos del planeta, es una utopía filosófica interesada, o si se quiere, una ideología psicosocial de nuevo cuño, desarrollada por tres conocidos antropólogos sociales camito-semitas (judíos) emigrados a EE.UU. (USA) procedentes de Europa y difundida a través de la ONU-UNESCO a partir de los años 50 del siglo XX y que como es sabido, no tiene ninguna base científica. Desafortunadamente, la mayoría de los políticos occidentales, todavía no lo han entendido así. Algunos en cambio, sí lo han hecho, como lo demuestra el programa electoral y el éxito electoral de algunos partidos políticos en las recientes elecciones al Parlamento Europeo.
Volviendo al cinturón pestilente del planeta, cualquier tipo de producción o transformación manufacturera es imposible o muy difícil en los países que integran el cinturón, por la falta de recursos naturales y materias primas. Hasta la llegada de las corporaciones petrolíferas norteamericanas, el trueque y el comercio han sido tradicionalmente las únicas formas de vida de los pobladores de esas regiones. De ahí que los individuos procedentes de esa zona del planeta tengan especialmente desarrollado el instinto comercial y consecuentemente, también las facultades psicológicas que propician el intercambio comercial, tales como la astucia y la percepción intuitiva de la idiosincrasia humana.
La necesidad de sobrevivir en un medio ambiente hostil mediante el trueque y el intercambio comercial, requiere un gran conocimiento de la naturaleza humana, puesto que se trata de calibrar y percibir la condición humana para poder comprar barato y vender caro. De ahí que los pueblos camito-semitas estén especialmente dotados para discernir la psicología humana y no tanto para medir parámetros o concebir ideas abstractas.
El camito-semita tiene una gran facilidad para conocer el estado de ánimo de una persona y las fortalezas y debilidades del género humano, unido al necesario personalismo individual y familiar, o si se quiere el individualismo y el sentido de la etnia, el clan y la familia, puesto que estas cualidades son imprescindibles para sobrevivir en un ambiente inhóspito como el desierto, mientras que por otra parte, en Europa y especialmente el centro y norte del continente, el sentido de la colectividad, de la solidaridad y de la interacción colaboradora, son imprescindibles para transformar y desarrollar los enormes recursos naturales que ofrece el entorno y el medio ambiente.
Ese condicionante geoclimático se traduce además en un diferente grado de sentido democrático o autoritario de sus habitantes. Los originarios del cinturón pestilente del planeta son autoritarios por naturaleza, aunque no sean conscientes de ello, mientras que los europeos, especialmente los europeos septentrionales, tienden a organizarse democráticamente por su natural instinto colectivo. Es fácil deducir que la democracia y la imparcialidad objetivas están relacionados con el sentido de la colectividad y de la solidaridad colaboradora, mientras que el autoritarismo o la autocracia o si se quiere, la teocracia, son componentes psicológicos del natural egocentrismo tribal y étnico, propios de un medio ambiente inhóspito, donde la supervivencia nunca esta asegurada.
El europeo que sentado ante el televisor en el salón de su casa, ve las revueltas en África del Norte y Oriente Medio, los conflictos tribales en Afganistán, las condiciones de vida abyectas en India/Pakistán o las matanzas étnicas en el África subsahariana, supone que todo se puede solucionar con “ayudas al desarrollo” dando la bienvenida como refugiados en el Continente Europeo a aquellos que “lo pasen mal” o sean perseguidos. El desconocimiento y la ignorancia, especialmente entre los políticos, ministros, jefes de gobierno y órganos de decisión europeos, les lleva a tomar decisiones y desarrollar políticas devastadoras para el continente y para el futuro de los europeos.
Es necesario conocer cuáles son las condiciones medioambientales para la creación y la distribución de la riqueza; conocer de que modo la geoclimatología y el medio ambiente condiciona y determina la raza de un individuo y lo más importante y tal vez lo más determinante de todo: de qué forma la raza de un individuo condiciona y determina su carácter, temperamento, comportamiento, inclinaciones y prestaciones. En definitiva, es muy importante tener al menos conocimientos básicos sobre macroeconomía, geoclimatología, genética y biología racial. Aquel centroeuropeo que jamás ha vivido en Escandinavia y tampoco lo ha hecho en el cinturón pestilente del planeta, por citar dos zonas geoclimáticas claramente diferenciadas, desconoce la forma en que la ausencia de agua junto a las altas temperaturas influyen en la falta de higiene y en los hábitos cotidianos, en el carácter y el temperamento de los individuos. Desconoce igualmente, el modo en que las altas temperaturas inciden en la desgana a la hora de estudiar, a la hora de investigar, o a la hora de realizar cualquier actividad intelectual. Desconocen de que forma las altas temperaturas, la falta de lluvia y el paisaje semidesértico influyen en el comportamiento, las inclinaciones y las prestaciones del individuo, que a su vez, inciden en los hábitos psicosociales, las tradiciones culturales y socioeconómicas y en definitiva, en la modelación de la psique del individuo, genéticamente configurado para vivir en esa zona geoclimática del planeta.
Sin lluvia y sin vida vegetal ni animal, la existencia en esa amplia franja del planeta ha sido siempre una cruel lucha por la supervivencia, donde no ha existido jamás ninguna forma de actividad manufacturera, ni tecnológica, ni científica, sino únicamente actividades de comercio, trueque, e intercambio de mercancías y servicios.
La única actividad cultural, filosófica y literaria, ha consistido en la traducción de obras y escritos procedentes de la zona norte del Mediterráneo, preferentemente de Grecia y posteriormente, de Italia y de España. Esa zona al sur del continente europeo que denomino el cinturón pestilente del planeta y abarca desde Marruecos en la zona occidental, hasta Indonesia en la zona oriental, muestra una climatología muy similar y consecuentemente, los individuos procedentes de esa zona del planeta muestran también un carácter, temperamento, comportamiento, inclinaciones y prestaciones muy similares. Repito que es una zona semidesértica que impide la creación de cualquier tipo de actividad manufacturera, o cualesquier tipo de investigación y desarrollo y por tanto, son zonas geográficas carentes de tradición industrial, tecnológica y científica.
Casi todas las invasiones, armadas o pacíficas y las migraciones masivas que ha padecido el continente europeo a lo largo de su historia hasta nuestros días, provienen mayoritariamente de ese vasto territorio al sur del continente. Los políticos europeos que ocasionalmente viajan al cinturón pestilente del planeta o a los países subsaharianos, lo hacen a hoteles de cinco estrellas con aire acondicionado. Ninguno de ellos ha sido soltado en paracaídas sin documentación y sin la tarjeta VISA y por tanto, desconocen lo difícil que resulta sobrevivir en esos países. Es por tanto conveniente conocer la zona de la que provienen la mayor parte de los inmigrantes recientes que están devastando y empobreciendo el continente europeo y también la zona de la que provenían las migraciones anteriores, tales como gitanos, judíos, moros y turcomanos.
Los habitantes de esa zona geoclimática del planeta han desarrollado tradicionalmente actividades relacionadas con el intercambio de mercancías, el comercio y el trueque. Ese ha sido el modo de vida tradicional de los pueblos y las gentes habitantes del cinturón pestilente del planeta a lo largo de miles de años, hasta que llegaron las multinacionales norteamericanas para prospeccionar petróleo en el subsuelo de algunos de esos países, modificando totalmente el modus vivendi, las perspectivas y también la renta per cápita de algunos de esos países del Golfo Pérsico. El analfabetismo generalizado y el fanatismo militante ha sido parte de la cultura y la civilización de esos países y la forma de gobierno ha sido tradicionalmente teocrática o autocrática. Hasta la llegada de los colonizadores europeos, no existían fronteras ni países definidos. La llegada de los europeos y el establecimiento de fronteras trazadas a lápiz en las capitales europeas, modificó la vida tradicional de las tribus y los grupos étnicos de esas zonas del planeta, con lo que tras su independencia, todos los países sin excepción adoptaron una forma de gobierno autoritaria.
La astucia es imprescindible para sobrevivir en las zonas geoclimáticas semidesérticas, donde están encuadrados los países del cinturón pestilente del planeta. En cambio, la inteligencia no es un recurso necesario para sobrevivir en esas zonas. De ahí que los habitantes procedentes de esas regiones, especialmente los camito-semitas judíos en estado puro, sin mezcla con europeos, son extremadamente astutos, pero muy poco inteligentes.
Esta explicación ayudara a entender por qué razón los camito-semitas judíos emigrados a Occidente, históricamente han sido definidos como astutos, con indiscutibles habilidades comerciales y usureras, pero poco capacitados intelectualmente para los trabajos productivos, puesto que la actividad productiva nunca ha existido en esa zona del planeta. Sí, en cambio, todas aquellas facetas sociales donde la astucia es necesaria para conseguir objetivos personales y en ese ámbito, los camito-semitas siempre han demostrado una indudable ventaja competitiva.
Esto lo ha podido comprobar todo aquel que haya estudiado en una universidad con camito-semitas y judíos de origen, sin mezcla europea.
Las aptitudes intelectuales tales como el ingenio inventivo, la creatividad, la capacidad investigadora, el talento científico o cualesquier otra actividad productiva definitorios del europeo occidental, donde la inteligencia es determinante, no han sido patrimonio de los pueblos del cinturón pestilente, puesto que no las han necesitado en su medio ambiente originario.
La astucia es la habilidad para lograr un objetivo mediante el engaño y evitando el engaño. Es el medio que se emplea con habilidad para conseguir algo, especialmente para engañar o evitar un engaño. También se define como la picardía, la habilidad y el ingenio para conseguir cosas con engaños. Del latín astutia, el astuto muestra habilidad para engañar evitando un engaño y capacidad para lograr un fin de manera artificiosa.
La astucia no se suele asociar a la inteligencia, sino que se entiende como la habilidad de una persona para actuar de una cierta forma, advirtiendo si va a ser víctima de una trampa o puede el mismo desarrollar un ardid para engañar a otros. Es sinónimo de sagacidad y sutileza, ardid, artimaña, artificio, picardía, marrullería, engaño, disimuló, perfidia e hipocresía.
Los antónimos de la astucia son la ingenuidad, la nobleza, y la franqueza, signos éstos también tradicionalmente definitorios del europeo occidental y muy especialmente de los europeos de la zona septentrional del viejo continente, en tanto en cuanto estos últimos son los que menos influencia genética han recibido de los pueblos originarios de la orilla sur del Mediterráneo, del cinturón pestilente del planeta.
Definamos ahora el concepto de inteligencia, que algunas personas confunde, pero que no tiene en principio nada que ver con la astucia. La inteligencia, del latín intellegentia, es la capacidad de pensar, entender, asimilar, elaborar información y utilizarla para resolver problemas. Es la capacidad para entender o comprender y la capacidad para resolver problemas y está ligada a otras funciones mentales como la percepción, la capacidad para recibir información y procesarla, la memoria y su capacidad para almacenarla. Ser inteligente es saber elegir la mejor opción entre las que se nos brinda para resolver un problema, utilizando los conocimientos que ya tenemos, lógicos, matemáticos, sanitarios, físicos etc. La inteligencia permite elegir las mejores soluciones para resolver una cuestión y se asocia a la capacidad intelectual. Se asocia histórica y tradicionalmente al europeo occidental en tanto el europeo mediante su ingenio y su capacidad creativa ha desarrollado la civilización occidental y a través de ella mantenido el liderazgo mundial a lo largo de los siglos hasta el final de la II Guerra Mundial, momento en que los camito-semitas (judíos) asentados en USA, mediante la ONU- UNESCO nos impusieron la embrutecedora y catastrófica ideología multicultural, con la subsiguiente irrupción de las masas afroasiáticas en Europa y el embrutecimiento, desintegración y empobrecimiento del continente europeo.
Por tanto, ante la situación de bajar a un pozo o subir a un tejado, cada uno utilizará la inteligencia utilizando los conocimientos de que dispone, por lo que una persona optara por una escalera y otra por una cuerda, mientras otra utilizará otro tipo de instrumentos. Por tanto, es muy difícil medir la inteligencia, puesto que la mayoría de los tests utilizados para medirla, tienen solamente en cuenta las capacidades lógico-matemáticas y lingüísticas, mientras que hay otras capacidades muy desarrolladas en otros pueblos del planeta diferentes al europeo, tales como la inteligencia visual-espacial, la inteligencia corporal-cinética, la inteligencia interpersonal e intrapersonal, y la inteligencia naturalista.
Dependiendo de la ubicación geoclimática de un determinado pueblo en el planeta Tierra, desarrollará en mayor o menor medida un tipo de inteligencia adecuada al medio ambiente natural en el que se ha desarrollado a lo largo de miles de años. Por esa razón, los europeos, especialmente los septentrionales, han desarrollado la inteligencia lógico-matemática y la inteligencia lingüística verbal, mientras que los pueblos subsaharianos han desarrollado la inteligencia corporal-cinética, que es la habilidad para controlar los movimientos del cuerpo al realizar actividades físicas y que se usa para actividades de motricidad, tales como los deportes, que requieren coordinación y ritmo controlado y también la inteligencia visual-espacial, que habilita para crear modelos mentales de formas, colores y texturas y está ligada a la imaginación y la creación de imágenes. También la inteligencia naturalista consiste en el entendimiento del entorno natural y la observación de la naturaleza y sus diferentes fases. Sin embargo, los subsaharianos carecen de inteligencia lógica-matemática o habilidad para resolver problemas lógicos y matemáticos y la capacidad para ponderar y razonar correctamente. También carecen de la inteligencia lingüística o fluidez en el uso de la palabra, la destreza en la utilización del lenguaje que nos capacita para redactar tratados científicos o para escribir poemas o historias. Los subsaharianos, ni siquiera han creado un idioma escrito y por tanto no han podido transmitir los conocimientos por vía escrita de una generación a otra, quedando estancados en el desarrollo cultural.
Los camito-semitas y en general los pueblos originarios del cinturón pestilente del planeta tienen especialmente desarrollada la inteligencia interpersonal y la inteligencia intrapersonal. La interpersonal facilita el relacionarse y comprender a otras personas y las habilidades para mostrar e interpretar las expresiones faciales, controlar la voz y expresar e interpretar los gestos o emociones en determinadas ocasiones, así como la capacidad para percibir la afectividad o la desafección de los individuos. La intrapersonal ayuda a entender lo que hacemos y a valorar e interpretar nuestras propias acciones.
Ni que decir tiene, que en la convivencia entre el astuto y el inteligente, este último tiene las de perder, puesto que el inteligente pierde el tiempo inventando, diseñando, creando y patentando artilugios y productos, que él supone hacen la vida más llevadera y agradable, mientras que el astuto procedente del cinturón pestilente del planeta, especialmente los camito-semitas y singularmente, los judíos, no están genéticamente configurados para ese tipo de actividades abstractas, sino más bien para el comercio y el trueque y por tanto, comerciarán con los productos, los servicios, e incluso con las capacidades intelectuales del inteligente.
Lo suyo es comprar, vender y comerciar. Si acceden a la universidad, potenciarán esas capacidades innatas y acabarán acaparando los recursos materiales e intelectuales de un país, de una región o incluso de un continente. Esa ha sido la historia resumida de los camito-semitas judíos asentados en Europa y posteriormente en EE.UU. (USA).
Es imprescindible entender este razonamiento, para poder comprender la problemática que viene padeciendo Occidente y muy especialmente Europa y poder solucionar este problema milenario, puesto que el primer paso para solucionar un problema es entenderlo.
Naturalmente, esas características diferenciadas típicas del camito-semita han encontrado un feroz rechazo histórico en las sociedades europeas, siendo expulsados de todos los lugares donde se han asentado. Pese a los enormes problemas que causaban en la península ibérica, fueron España y Portugal los dos últimos países en expulsar a los judíos y lo hicieron en el siglo XV, pero solamente salieron una ínfima cantidad de los judíos asentados en España. La inmensa mayoría se quedó, mediante engaños, subterfugios y disimulos. Los Reyes católicos carecían de conocimientos sobre genética y biología racial y desconocían la relación directa entre la raza y el carácter, el temperamento, el comportamiento, las inclinaciones y las prestaciones de los individuos, por lo que solamente actuaron guiados por criterios religiosos. Por esa razón, permitieron el asentamiento en España de ingentes cantidades de conversos, lo que en la jerga popular eran denominados marranos.
Se calcula que entre un 20% – 25% de la población española tiene componente genética marrana. Es interesante notar que la pequeña cantidad de 25.000 judíos que se estima fueron expulsados por los Reyes Católicos, regresaron en su casi totalidad en años posteriores. Los únicos que no regresaron fueron los que se asentaron en Holanda y otros países europeos, mientras que aquellos que se desparramaron por la orilla sur del Mediterráneo y por Turquía volvieron en su totalidad y es que al camito-semita judío le resulta muy difícil prosperar entre camito-semitas árabes, sirios, etc., puesto que son etnias de astucia similar a la suya y lógicamente los judíos no prosperan entre individuos igualmente astutos.
El astuto gusta de vivir entre inteligentes, para aprovecharse del ingenio, el talento y la creatividad de éstos en beneficio propio. En ese sentido hay que volver a puntualizar la tradicional fascinación que los camitosemitas (judíos) sienten por estudiar en las universidades y escuelas superiores occidentales. Todos los judíos aspiran y consiguen estudiar en universidades occidentales, con efectos devastadores para los occidentales, puesto que esos estudios científicos potencian extraordinariamente los instintos comerciales y la astucia congénita del camito-semita y como es sabido, no utilizan los conocimientos en beneficio de la sociedad de acogida, sino en beneficio de los individuos de su propia etnia, de tal forma que acaban acaparando todos los resortes económico-político-mediáticos de los países y sociedades occidentales que parasitan, transformando o modificando la sociedad de acogida acorde a sus intereses.
Ese ha sido el hilo conductor de sus actividades a lo largo de la historia allí donde se han asentado. Lo hicieron en la Unión Soviética, en Europa Oriental y en Europa Occidental y lo han hecho también en Estados Unidos (USA) a lo largo del siglo XX.
Observe el lector que no hago ninguna distinción entre el camito-semita de etnia judía y el resto de camito-semitas árabes, sirios, turcomanos, etc. e incluyo a los turcomanos en esta categoría por su interacción histórica durante siglos con los pueblos camito-semitas.
Todos ellos proceden de la misma zona geoclimática del planeta y responden por tanto, a las mismas pautas de comportamiento, mostrando el mismo carácter y temperamento que muestran otros pueblos del cinturón pestilente, como sirios, iraquíes, iraníes, indios, pakistaníes, etc., En ese sentido, las últimas oleadas de inmigrantes árabes y turcos asentadas en Europa a partir de los años 60 del siglo XX, muestran exactamente la misma pauta de comportamiento, conflictividad e inadaptación tradicionalmente mostrada por los judíos desde su llegada a Europa en los siglos pasados, con la notable diferencia de que los judíos, como elemento alógeno sobre el tejido europeo, han mutado a lo largo de los siglos, perfeccionando las artes del disimulo y el artificio hasta límites insospechados, para poder disfrutar de las bendiciones que proporciona el bien engrasado tejido socioeconómico occidental.
En general y específicamente en el caso concreto de los camito-semitas judíos, entiendo que Occidente ha cometido y comete un doble error, tal vez por desconocimiento. Por una parte, permitir su asentamiento en Occidente y por otra parte, permitir a los judíos y otros elementos alógenos estudiar en las universidades occidentales. En ese sentido, la unión política de los países integrantes de la Unión Europea, podría significar por fin, poder mostrar la puerta de salida definitivamente a los judíos y resto de elementos alógenos, de forma ordenada, naturalmente.
Toda la problemática socioeconómica y étnica, en definitiva todos los problemas que arrastran los países del sur de Europa, España, Italia y los Balcanes desde hace siglos, están directamente relacionados con la llegada masiva y el asentamiento de elementos procedentes del cinturón pestilente del planeta. Los países de centro y norte de Europa por su lejanía del cinturón, no habían sufrido estos problemas en la misma medida, pero sin embargo y especialmente desde la II Guerra Mundial, están experimentando el mismo problema que afrontan los países meridionales del sur de Europa, por la llegada masiva de elementos procedentes del cinturón pestilente y también del resto de países extraeuropeos.
Procedentes de esa zona geoclimática cercana llegaron las dos invasiones históricas sufridas por el viejo continente. Una de ellas por la parte occidental, a través de la península ibérica, que recordemos, fue rechazada a sangre y fuego tras luchas continuas durante siglos y la otra por la parte oriental procedente de Turquía, a través de los Balcanes, que duró cuatro siglos y también fue reconquistada a sangre y fuego a lo largo del siglo XIX y XX, pero no totalmente, de modo que Turquía sigue ocupando todavía un trozo de Europa.
Como es sabido, la entrada y asentamiento de enormes masas de individuos procedentes del cinturón pestilente del planeta ha dejado un demoledor poso étnico en el sur de Europa. En el caso de España, aproximadamente nueve (9) millones de individuos, en su mayoría moriscos, judíos y gitanos. Una cifra ligeramente inferior de norteafricanos en el caso de Italia y algunos millones en el caso de los Balcanes, en su mayoría turcomanos y gitanos. En España, a esa cifra hay que añadir los ocho (8) millones de extraeuropeos y balcánicos llegados a partir de finales del siglo XX y regularizados por los políticos corruptos, con lo que la población extraeuropea asentada actualmente en España es de aproximadamente diecisiete (17) millones, la más alta de Europa occidental, lo que como es sabido, ha convertido a España en un país tercermundista, a medio camino entre Europa y Venezuela.
En lugar de criminalizar el asentamiento y retirarles la nacionalidad y el permiso de residencia, para que regresen ordenadamente a sus lugares de origen, el gobierno corrupto del Partido Popular (PP), esta dando la nacionalidad española a millones de individuos camitosemitas (judíos) originarios del cinturón pestilente del planeta, a espaldas de los españoles.
Aunque la primera invasión de los moros por la parte suroccidental y la primera de los turcomanos por la parte suroriental fue rechazada militarmente, pero no étnicamente, dado que permanecieron enormes cantidades poblacionales de esos individuos en los territorios europeos reconquistados, sin embargo se produjo paralelamente una invasión y asentamiento subrepticio y sibilino, que como veremos, ha tenido efectos incluso más devastadores para el viejo continente y consecuencias mucho más destructivas que las precitadas invasiones militares.
Los camitosemitas judíos, entraron primero por el sur de Europa a través de España, Balcanes e Italia y tras tensos siglos de desencuentros con la población local intrigando, manipulando y desarrollando la usura en estos países, poco a poco se fueron extendiendo desde el sur hacia el centro y norte de Europa, no sin antes aparearse con las poblaciones de estos países, con lo que entre el 20-25% de la población española actual presenta algún tipo de componente genética judía. Todos los países europeos intentaron protegerse contra los artificios camito-semitas y todos ellos lograron expulsarlos en algún momento a lo largo de la historia europea, pero Europa siempre fue un continente desmembrado, con varios países a menudo enfrentados y nunca ha existido una política repatriadora común, por lo que los judíos saltaban de país en país, cambiando de nombre y de identidad las veces que hiciese falta.
Entretanto, se dedicaban a intrigar y conspirar desde un país contra otro, originando toda clase de revueltas y revoluciones interesadas y además, financiándolas, para posteriormente, regresar otra vez al primer país del que fueron expulsados. Esa sería la historia resumida de los judíos en Europa y Occidente a lo largo de los últimos siglos, desde su llegada y hasta nuestros días.
Recordemos que los individuos procedentes del cinturón pestilente del planeta tienen especialmente desarrollado el instinto comercial y no tanto el intelectual creativo, por lo que son especialmente hábiles comerciando con, o financiando los productos, los bienes y los servicios creados y desarrollados por el talento inventor y el ingenio creativo de los europeos, e incluso comercian también comprando y vendiendo la “capacidad intelectual” de los occidentales y eso es justamente lo que han hecho los judíos desde su llegada a Europa, dado que el judío de origen —no mezclado— ha demostrado ser un astuto comerciante, ciertamente carente del ingenio creativo, la capacidad de abstracción y el talento inventivo del europeo, pero a su paso por la universidad, añaden los conocimientos científicos a su natural astucia congénita, con efectos devastadores para los intereses occidentales.
En definitiva, los camito-semitas al igual que el resto de pueblos procedentes del cinturón pestilente del planeta tienen muy desarrollada la astucia y no tanto la inteligencia. Desde ese punto de vista, me atrevería a afirmar que los europeos y los camito-semitas serían ambos líderes mundiales antagónicos en dos aspectos definitorios del carácter. Los camito-semitas, especialmente los judíos, serían los más astutos del planeta, mientras que los europeos occidentales serían los más inteligentes. Por tanto, si la inteligencia es el signo definitorio diferenciado de la raza blanca europea, la astucia lo es de los individuos procedentes del cinturón pestilente del planeta, y muy especialmente de los camito-semitas judíos, como cualquiera puede comprobar leyendo el Talmud.
Al igual que los judíos, los gitanos penetraron en Europa procedentes de la zona del cinturón pestilente del planeta que hoy conocemos como India/Pakistán, a través de Turquía por el Estrecho de Ormuz, vía países balcánicos y hacia el resto de Europa, mientras que los judíos penetraron también desde el norte de África hacia España e Italia, con las invasiones norteafricanas. Ahora bien, ambas etnias han tenido una evolución totalmente diferente en Occidente, por la conocida obsesión y la fascinación judía por estudiar en las universidades y las escuelas superiores europeas. Pese a carecer de talento y capacidad intelectual para hacerlo, los judíos siempre han tenido una obsesión casi enfermiza por cursar estudios en los centros superiores y universidades europeas y cualquiera que haya estudiado con un judío de origen, ha podido comprobar la consecución de resultados, no tanto por su inteligencia, como por su astucia innata, que le permite sortear cualquier obstáculo en su camino hacia el objetivo.
Pese a que todos los países europeos han mostrado un mayor o menor grado de rechazo e incluso aversión por esa etnia y pese a que todas las sociedades europeas han intentado —sin éxito— expulsarlos de Europa, siempre se les ha permitido cursar estudios superiores en las universidades europeas. Ese ha sido, desde mi punto de vista, el gran error de los países europeos, que han aplicado políticas contradictorias, puesto que por una parte han intentado expulsarlos o bien impedir su acceso a las instituciones europeas y por otra parte, les han permitido estudiar en las universidades y escuelas superiores europeas, con los conocidos efectos devastadores para Europa.
Ese ha sido el doble error de los europeos, puesto que esos individuos académicamente formados, pero aparentemente discriminados desde su propio punto de vista, han inducido, protagonizado y a menudo financiado casi todas las revueltas y revoluciones en Europa Occidental y Oriental, incluida la bolchevique. Además, han monopolizado sectores clave como el financiero y mediático y han barruntado y difundido ideologías orientalizadas, que han trastornado a las sociedades europeas, tales como el marxismo-comunismo, la dictadura del proletariado y el anti-cristianismo (Karl Heinrich Marx), la multiculturalidad y la inmigración masiva (Ashley Montagu, Claude Lévy-Strauss y Morris Ginsberg) el psicoanálisis, la sexualización del individuo y la homosexualidad (Sigismund Schlomo Freud), la relatividad física, moral y ética, (Albert Einstein) y el sionismo (Theodor Herzl).
Los gitanos en cambio, al provenir de India/Pakistán, zonas geográficas más alejadas de Europa, no han podido disimular su presencia y aparearse con las poblaciones europeas autóctonas en la misma medida que los judíos y además, al carecer de la obsesión y fascinación judía por estudiar en las universidades y escuelas superiores europeas, se han automarginado, creando un problema tan insoluble como el camito-semita judío, pero con efectos menos perceptibles, más allá de los problemas de marginalidad que hayan podido ocasionar. Los judíos en cambio, formados en las universidades, por regla general han utilizado sus conocimientos en contra de los intereses de los países de acogida.
El desenlace de la II Guerra Mundial, favorable a sus intereses globales, ha facilitado el acceso de este grupo étnico a la política, la empresa, las finanzas y los medios de comunicación europeos y occidentales, agravando los tradicionales problemas que venían ocasionando en Europa y extendiendo la problemática también a los EE.UU. (USA) y ahora, también desde ambos continentes, desintegrando, y empobreciendo las sociedades europeas, fomentando las ideologías de extrema izquierda y la inmigración masiva, para pasar desapercibidos.
Cualquier intento por parte de los europeos por frenar y revertir esta invasión afroasiática multicultural fomentada por ellos y que está embruteciendo y empobreciendo el continente europeo, es rápidamente contestada por los políticos judíos en USA y en Europa, por la prensa y por los medios de comunicación judíos en USA y en Europa, denigrando, amordazando e incluso intentando prohibir la libre expresión por cualquier vía, incluida la legislativa, reprimiendo y silenciando a los ciudadanos europeos. Cuando las medidas totalitarias fracasan, las asociaciones judías asentadas en Occidente intentan imputar o demandar ante los tribunales a los ciudadanos europeos que se revelan contra esta devastadora y embrutecedora situación originada por aquellos.
Al mismo tiempo, mediante sus medios de comunicación, combaten cualesquier tipo de legítima protesta, tachándola de racista, xenófoba, nazista, fascista, o de “extrema derecha”, o cualquier otro epígrafe, omitiendo que el estado de Israel es el país más racista del mundo, donde el racismo está institucionalizado, reglamentado y diligentemente administrado en todas las instituciones públicas y privadas. Así pues, mientras las asociaciones judías en Europa y USA permanecen atentas al menor signo discriminatorio o “antisemita”, el estado de Israel aplica abiertamente el racismo en todos los estamentos públicos y privados.
En cualquier caso, cualquier argucia, fraude, tesis, teoría o ideología, es válida en manos de los camitosemitas judíos para justificar su presencia en un continente al que nunca han pertenecido y seguir parasitando las sociedades occidentales, en beneficio de los intereses globales de los individuos de su propia etnia.
Parece lógico pensar que el objetivo en lo que respecta al continente europeo consistiría en alcanzar la unión política, para desde Bruselas criminalizar retroactivamente el asentamiento de afroasiáticos en el continente. Se trataría de retirar la nacionalidad y el permiso de residencia a todos los extraeuropeos asentados en Europa, comenzando por los camito-semitas judíos y los gitanos, por ser los primeros en llegar.
A ese respecto, sería necesario llegar a un acuerdo con los gobiernos de Oriente Medio para la acogida ordenada de todos los camito-semitas judíos asentados en Europa, e igualmente, habría que llegar a un acuerdo con los gobiernos de India/Pakistán para la repatriación ordenada de todos los gitanos asentados en Europa. Un primer paso en ese sentido sería retirar a los judíos el control desproporcionado que ejercen sobre los medios de comunicación, al menos en Europa, dado que a través de esos medios difunden las pestilentes ideologías antieuropeas, tales como el marxismo-comunismo, la multiculturalidad, la relatividad de principios, de moral y de ética, el psicoanálisis sexualizado y homosexual, el anticristianismo, el ateísmo y el sionismo. En definitiva, desde el control que poseen y ejercen sobre los medios de comunicación occidentales, sobre el sector financiero y su infiltración en la política europea y su control de algunas grandes empresas, están desarrollando políticas infames contra los europeos de origen. Mediante la inmigración masiva, los judíos pretenden pasar desapercibidos en Europa, como ya lo son en USA; de ahí que apliquen la misma ideología multicultural a ambos lados del Atlántico.
Una vez logrado el desplazamiento de los camito-semitas judíos y de los gitanos a Oriente y éstos ya estén en las zonas del cinturón pestilente del planeta de donde proceden, se procedería a retirar la nacionalidad y el permiso residencia al resto de extraeuropeos asentados en Europa, de forma que también puedan salir ordenadamente del continente europeo. Estamos hablando de aproximadamente cincuenta (50) millones de individuos, que han irrumpido en Europa a partir de la II Guerra Mundial, apoyados por la ideología multicultural camito-semita. Es más que importante, vital, vaciar Europa de elementos alógenos extraeuropeos y aplicar en Europa una política socioeconómica orientada al fomento de la natalidad europea, para invertir la pirámide poblacional que sufre Europa. Es vital invertir la actual pirámide poblacional, revertiendo la evolución demográfica que está sustituyendo la raza blanca por elementos alógenos, en su mayoría originarios del cinturón pestilente.
Es evidente que para poder aplicar tales políticas de fomento de la natalidad, antes es imprescindible vaciar Europa de elementos alógenos, puesto que de otro modo, cualesquier política de fomento de la natalidad supondría la desaparición de la raza blanca europea, por el altísimo y descontrolado índice de natalidad de los afroasiáticos actualmente asentados en Europa, especialmente los procedentes del cinturón pestilente. No olvidemos que los individuos procedentes del cinturón pestilente del planeta ya asentados en Europa, están genéticamente configurados para un alto índice de natalidad, como contrapeso ecológico al alto índice de mortandad propio de las zonas desérticas e inhóspitas de donde proceden. Ahora bien, esos individuos traspasados a Europa, desarrollan un índice de natalidad desproporcionado, que está literalmente reemplazando a la raza blanca europea, sustituyéndola por elementos afroasiáticos, procedentes del cinturón pestilente, pero también por amerindios y afrocaribeños. Por tanto, cualesquier política demográfica, pasa por antes vaciar Europa de elementos alógenos, para una vez que todos ellos estén en sus lugares de origen poder desarrollar políticas de fomento de la natalidad enfocadas en individuos étnicamente europeos. Es muy importante tener en cuenta estos aspectos básicos de genética y biología racial, en un mundo donde los extraeuropeos constituyen el 90% de la población mundial.
No olvidemos que los europeos de origen, son los únicos depositarios de la cultura y civilización occidental y sus característicos principios éticos y morales, los portadores del ingenio creativo, del sentido colectivo y la generosidad, de la solidaridad característica de la raza blanca, pero demográficamente constituyen el 10% de la población mundial y es a todas luces vital preservar y fomentar esos signos caracterológicos diferenciados, en un momento histórico en que los europeos están siendo invadidos y arrinconados en su propia casa. En ese sentido, los europeos, pese al activismo mediático camito-semita, están despertando y empezando a votar a partidos políticos patrióticos europeístas y antiinmigración, aunque todavía solamente representen aproximadamente el 20% del Parlamento Europeo y el objetivo será lograr una mayoría cualificada para poder aplicar las necesarias políticas que devuelvan a Europa el liderazgo mundial que mantuvo a lo largo de los siglos, hasta el final de la II Guerra Mundial. Está en manos de los europeos decidir su futuro y su futuro pasa indefectiblemente por criminalizar el asentamiento de afroasiáticos en Europa, de forma que todos los elementos llegados a Europa antes y después de la II Guerra Mundial, vayan regresando ordenadamente a su medio ambiente natural en el cinturón pestilente del planeta y otros lugares, de forma que Europa recupere una unidad cultural y una civilización común, libre de los elementos distorsionadores que están trastocando la opinión pública, embruteciendo las sociedades occidentales y convirtiendo a Europa en un continente tercermundista. Está en manos de los ciudadanos europeos el conseguir ese objetivo.
Ni que decir tiene, que los individuos procedentes del cinturón pestilente del planeta asentados en Europa, no van a dejar el paraíso de buen grado y utilizarán cualquier resorte para disfrutar del nivel de vida que les proporciona el asentamiento en Europa o en Occidente y poder disfrutar de la compañía de los respetuosos europeos y de los bellos y pulcros lagos, prados y bosques europeos. Si además, los afroasiáticos han pasado por las universidades y las escuelas técnicas superiores europeas, probablemente desarrollarán cualquier tesis, razonamiento o teoría dirigida a justificar su presencia en el viejo continente y evitar regresar a la inhóspita y cruel vida en el desierto norteafricano y las pedregosas arenas de Oriente Medio, o la despiadada existencia en India/Pakistán, en compañía con elementos como ellos mismos. Es comprensible que los judíos hayan tenido una trayectoria histórica camaleónica y desarrollado varias ideologías para justificar su presencia en Europa, como también lo es que los europeos no hayan comulgado con semejantes trucos y artimañas.
Naturalmente, se vive mejor entre los respetuosos y generosos europeos, que se pasan el día inventando y facilitando la vida a su semejante, que entre las feroces y fanatizadas tribus del cinturón pestilente del planeta y por eso es importante que las feroces y fanatizadas tribus vivan juntas en su medio ambiente natural, lejos de Europa. La tesis desarrollada en este artículo es que los individuos procedentes del cinturón pestilente del planeta están genéticamente configurados para vivir justamente en el cinturón pestilente del planeta y no en Europa.
Anotado todo lo anterior, el diferente nivel de desarrollo socioeconómico de los diferentes países europeos y más concretamente entre la zona septentrional y la meridional del viejo continente podría ser expresada matemáticamente como una correlación inversamente proporcional entre el nivel de desarrollo de un país y la componente genética de su población, donde a mayor porcentaje de población originaria del cinturón pestilente del planeta, menor nivel de desarrollo y viceversa. Según esta teoría fácilmente demostrable, para que la zona meridional pueda equipararse en nivel de desarrollo a la zona septentrional no es suficiente con aplicar criterios económicos, sino que es imprescindible aplicar criterios geoclimáticos, demográficos y genéticos. Es conocido que el porcentaje de población originaria del cinturón pestilente asentada en los países del sur de Europa, —España, Italia y Balcanes— es muy superior a la del norte de Europa.
Antes de las regularizaciones masivas, España tenía aproximadamente nueve (9) millones de extraeuropeos (moriscos, judíos y gitanos) que habían hecho de España un país ingobernable durante cinco siglos. Recordemos que el dictador Francisco Franco acabó con cinco siglos de guerras civiles. Tras las regularizaciones masivas de ocho (8) millones de extraeuropeos y balcánicos por los políticos corruptos, España tiene en estos momentos dentro de sus fronteras a aproximadamente diecisiete (17) millones de individuos que no son originarios de España ni de Europa, esto es aproximadamente el 36% de su población, que es de largo el porcentaje más alto de Europa. Esa es la razón por la que los datos socioeconómicos comparativos de España son hoy los de un país tercermundista, a medio camino entre Europa y Venezuela. Es evidente que semejante aberración étnico-demográfica solamente puede ser revertida mediante la repatriación masiva, consistente en la retirada de la nacionalidad y el permiso de residencia a los 17 millones, para que regresen ordenadamente a sus lugares de origen.
Es imprescindible criminalizar retroactivamente el asentamiento de extraeuropeos, de forma que los responsables políticos de semejante aberración inmigratoria puedan ser imputados y exigidas responsabilidades económicas y penales por semejante atropello, puesto que en estos momentos son los sufridos trabajadores españoles los que están sufriendo los devastadores efectos de esta nefasta y embrutecedora inmigración masiva, con los salarios por los suelos y el paro, los impuestos y la criminalidad por las nubes.
Existe, por tanto, una correlación inversamente proporcional entre el porcentaje de población pestilente y el nivel de desarrollo de una zona, territorio o país, de tal forma que a mayor nivel de porcentaje poblacional pestilente entre la componente poblacional, menor nivel de desarrollo. Por esta razón, los países del sur de Europa siempre han tenido y tendrán un menor nivel de desarrollo que los países septentrionales, dado que el porcentaje de población procedente del cinturón pestilente del planeta y más concretamente de la orilla sur del Mediterráneo es muy alto comparativamente y esto no solamente se ve en las cifras comparativas entre el sur y el norte Europa, sino también entre el sur y el norte de España; entre el sur y el norte de Italia y entre el norte y el sur de los Balcanes. En Andalucía, solamente el 40% de la población es de raza blanca y otro tanto se puede decir de Nápoles y Sicilia y exactamente lo mismo ocurre en la península balcánica; de ahí la diferencia en nivel de desarrollo entre el norte y sur de España, el norte y el sur de Italia y el norte y el sur de los Balcanes.
Lo que pretendo decir con este razonamiento, es que por muchas medidas macroeconómicas y legislativas que se tomen van a fracasar estrepitosamente si no se tienen en cuenta los factores geoclimáticos, demográficos y genéticos y mientras esto no se entienda así y se tomen las medidas repatriadoras necesarias, Europa va a estar dividida entre una zona septentrional desarrollada y una zona meridional atrasada. Por tanto, desde mi punto de vista es necesario modificar la mentalidad buenista y políticamente correcta que ha venido prevaleciendo en Europa, especialmente desde el final de la II Guerra Mundial, de tal forma que a partir de ahora sean criterios étnicos los que se utilicen para determinar y establecer la nacionalidad europea y la nacionalidad del individuo, en lugar de cómo hasta ahora criterios territoriales. Hasta ahora, en los países del sur de Europa se ha utilizado el “derecho de suelo” como criterio naturalizador. Este criterio buenista hay que abandonarlo por su estupidez científica e inviabilidad práctica y aplicar criterios étnicos, en el sentido de que solamente individuos originarios de Europa puedan mantener u obtener la nacionalidad europea. Este criterio aplicado retroactivamente, solucionará en principio todos los problemas que vienen arrastrando los países del sur de Europa desde hace siglos y los países de centro y norte de Europa desde la II Guerra Mundial.
Se trata de retirar la nacionalidad y el permiso de residencia a todos los individuos alógenos asentados en Europa, de forma que esas masas poblacionales regresen ordenadamente a sus lugares de origen. En la medida en que este simple razonamiento sea entendido y sea aplicado, podrá Europa converger y crecer libre de tensiones internas. De este modo, todos los extraeuropeos y sus familias, incluidos los mulatos y los mestizos podrán regresar ordenadamente a las zonas del planeta de donde son originarios y de donde nunca debieron haber salido. Para lograr este deseado objetivo no es en absoluto necesario gastarse enormes cantidades de dinero en transportes por tierra, mar y aire, sino simplemente algo tan sencillo como retirar la nacionalidad y el permiso de residencia a todas las personas que siendo residentes en Europa, no sean de origen europeo. Esa medida tan lógica y natural es más que suficiente para que los extraeuropeos asentados en Europa regresen ordenadamente a sus países de origen, por donde entraron.
En los casos en que fuese necesario, se podrá llegar a acuerdos puntuales con algunos países o zonas del planeta para la acogida de esos individuos. Nadie pidió a los extraeuropeos asentarse en Europa, sino que lo han hecho contra los deseos y el interés de los europeos y nadie mejor que ellos mismos conoce las vías para salir ordenadamente de Europa por donde entraron. Nadie mejor que ellos conoce la fórmula más apropiada para abandonar el territorio europeo, por lo que los gobiernos europeos se limitarán a facilitar la salida de Europa en la vertiente logística y financiera de la forma que ellos mismos estimen más conveniente y por los lugares por donde estimen conveniente, dado que nadie mejor que ellos mismos conocen la forma y el modo de salir ordenadamente del continente europeo. Aquellos que se hayan apareado con afroasiáticos, afrocaribeños y amerindios —recordemos que los amerindios entraron por el estrecho de Bering procedentes de Asia y están genéticamente emparentados con los chinos— podrán naturalmente seguir en compañía de éstos fuera de las fronteras europeas, e igualmente los europeos que hayan adoptado menores extraeuropeos, podrán naturalmente seguir ejerciendo su paternidad fuera de las fronteras europeas. Los europeos, que en muchos casos han sido despojados de sus bienes y expulsados a golpes de los países afroasiáticos, están siendo hoy invadidos, acosados, asaltados y violados por los afroasiáticos, afrocaribeños y amerindios en sus propias casas en Europa y es evidente que hay que dar un giro de 180º a esta situación. Europa ha de convertirse en el hogar de los europeos única y exclusivamente y para ello hay que tomar las medidas que sean necesarias por muy drásticas que puedan parecer, por el bien de Europa y de los europeos.
Obsérvese que cuando me planteé crear este blog, no lo hice con la intención de que los políticos buenistas desorientados pudiesen leer lo que desearían leer, sino justamente para que puedan leer lo que nunca habían leído y necesitan leer. Afortunadamente, he logrado parcialmente mi objetivo, en el sentido de que lo leen los que lo tienen que leer, pero desafortunadamente, no todos los que lo leen, lo quieren entender.
2 de junio de 2014
La primavera europea
Una serie de circunstancias me obligaron a priorizar algunos asuntos —traducidos en viajes— a partir del verano del año 2013, por lo que he tenido que aparcar el blog y los retoques de los cuatro (4) libros que quedan por publicar, actividad que espero reanudar a partir del mes de marzo, cuando finalice algunos asuntos que todavía me mantienen ocupado.
La Unión Europea tiene al alcance de la mano la oportunidad de recuperar el liderazgo mundial que monopolizó a lo largo de los últimos siglos. Mi teoría surge del convencimiento de que EE.UU. (USA) irá abandonando paulatinamente su ambición de dominar el mundo, declinando su tradicional papel de policía occidental democrático, mientras rusos y chinos avanzarán posiciones globales con sus métodos antidemocráticos, aprovechando la progresiva debilidad norteamericana. En el plazo de 100 años USA será probablemente un gigantesco Haití, donde el porcentaje de población europea será insignificante. Antes de llegar allí, pasará por etapas intermedias, como la que atraviesa Venezuela, país fallido, donde la población de origen europeo, antes bastante numerosa, esta abandonando el país y ya solamente constituye aproximadamente el 20% del total.
Europa puede aprovechar ahora la oportunidad de recuperar el papel predominante que se merece y que tuvo a lo largo de los siglos hasta el final de la II Guerra Mundial, momento en que los camitosemitas (judíos) asentados en USA, mediante la ONU-UNESCO, nos impusieron su catastrófica y embrutecedora ideología multicultural, copia de la norteamericana, que esta afeando, estancando y empobreciendo a Europa, convirtiéndolo en un continente cuasi-tercermundista. Mi teoría primaveral se fundamenta en el supuesto de que la Unión Europea (EU) evolucione hacia una unión política y en el supuesto, también, de que todos y cada uno de los extraeuropeos asentados en Europa desde el fin de la II Guerra Mundial, sean urgidos a regresar a sus países de origen. Llegar a ese objetivo histórico va a ser algo dificultoso, aunque no imposible, puesto que parece existir una voluntad mayoritaria de la ciudadanía europea en ese sentido. Supongo que la Unión Europea (UE) deberá afrontar varias etapas, no exentas de fricciones, especialmente entre los países de la zona septentrional y la meridional, dos zonas geoclimáticas diferentes y por tanto, cultural y caracterológicamente algo diferentes, aunque complementarias. La unión del continente europeo ha sido el sueño histórico de conocidos estadistas y algunos dictadores occidentales, como Julius Caesar Augustus, Carolus Magnus (Charlemagne, Karl der Grosse), Karl V (Carlos I de España), Felipe II, Napoleón, Hitler…y todos ellos fracasaron por intentar hacerlo por la fuerza. Ahora, por primera vez en la historia del viejo continente, se esta consiguiendo por vía democrática, por la voluntad de los ciudadanos y por la visión y la tenacidad de algunos insignes estadistas europeos, surgidos de las cenizas de la II Guerra Mundial.
En los últimos meses han cobrado protagonismo mediático los mal llamados partidos “patrióticos” como le Front National francés, que al parecer, reflejan el sentir mayoritario de la población francesa y europea, largamente larvado pero cohibido hasta muy recientemente —con la llegada de Internet— y que no ha podido salir a la superficie por el control casi monopolista que ejercen los camito-semitas (judíos) sobre los medios de comunicación de USA y de Europa. Los casos más evidentes y más preocupantes de esta preeminencia mediática en el viejo continente están a la vista, especialmente en países como Suecia, Francia y España. En el caso de Suecia, un grupo de familias camito-semitas judías, lideradas por la familia Bonnier, controlan aproximadamente el 70% de los medios de comunicación. Su control mediático les ha permitido trastocar la opinión pública y quitar y poner a los primeros ministros suecos a su antojo durante décadas, controlando indirectamente la política interior y exterior del país. Ninguna corriente de opinión prospera en Suecia, sin el visto bueno de la familia Bonnier. Desafortunadamente, esas familias camito-semitas han propiciado y siguen fomentando la inmigración masiva procedente del tercer mundo, que está desintegrando y embruteciendo la sociedad sueca.
Curiosamente, USA y Francia tienen hoy exactamente el mismo problema que afrontaba Alemania en los años anteriores a la II Guerra Mundial, esto es, una población camito-semita (judía) de aproximadamente 6 millones en el caso estadounidense y 0.6 millones en el caso francés, que controlan casi todos los resortes económico-politico-mediáticos de ambos países, incluida la Reserva Federal en el caso norteamericano. Llevan siglos asentados en Occidente, ocultando su identidad y parasitando las sociedades occidentales, buscando los intereses globales de los individuos de su propia etnia. En el caso francés, ello ha propiciado y fomentado además, la inmigración masiva procedente de África, colapsando el país y descolgando a Francia de la paridad socioeconómica que mantenía con Alemania hasta los años 60 del siglo XX.
Algunas de las razones por las que Suiza quiere cerrar las fronteras —y que no aparecen en los medios de comunicación— son las continuas incursiones de “franceses” de origen magrebí y subsahariano, que vandalizan periódicamente el país helvético. Los políticos atolondrados/corruptos en España —que en su mayoría ni siquiera son de origen español ni europeo, aunque lleven generaciones asentados en el país— han regularizado en una sola década más extraeuropeos y balcánicos que los regularizados por USA y la Unión Europea juntos, convirtiendo a España en un país tercermundista y todo ello, naturalmente, a espaldas de los españoles y en contra de los intereses del país. Esas masas afroasiáticas, están obteniendo la nacionalidad española y se pueden presentar pasado mañana en la Confederación Helvética con pasaporte “europeo”. Se supone que Suiza ha hecho, por tanto, lo que debía hacer.
En cualquier caso, durante los escasos 100 días que quedan hasta las elecciones al Parlamento Europeo, voy a escribir algunas líneas sobre los partidos mal llamados euroescépticos, populistas o patrióticos europeos, tales como Le Front National francés, PVV holandés, Dansk Folkeparti danés; Sverigedemokraterna sueco y algún otro partido político que algunos periodistas desorientados incluso definen como xenófobos y cuyos dirigentes, afortunadamente, tienen las ideas muy claras y si algo parece faltar en estos momentos en la política europea, es justamente la claridad de ideas. Los europeos han sido tradicionalmente los menos xenófobos del planeta y el que piense lo contrario, ha viajado muy poco. Lo que los europeos parecen desear, a juzgar por las encuestas y los sondeos de opinión, es que todos o la mayoría de los afroasiáticos y afrocaribeños asentados en Europa desde el final de la II Guerra Mundial, regresen a su medio ambiente natural en África, Asia y Centroamérica y eso no es xenofobia, sino geoclimatología aplicada. No obstante, aunque tienen claros los objetivos, en muchos casos convergentes, estos partidos políticos están algo desorientados en aspectos ideológicos y también en lo referente a las bondades, o no, de las políticas europeas comunes, así como el papel que pueda jugar la Unión Europea y Bruselas. En algunos de esos aspectos voy a incidir en próximos artículos.
17.02.2014
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